lunes, 1 de febrero de 2016

Las Protectoras de la Noche. Capítulos finales y epílogo.




CAPÍTULO 31.



Hacía unos segundos Wrath había seguido el rastro de Raysa, que los llevó a un viejo edificio. Lo observó de lejos, analizando todos los posibles peligros.
Sin la necesidad de volverse fue captando la presencia de sus hermanos y las guerreras. Giró brevemente la cabeza, y observó a Leliel acercándose a él.
—Está débil, puedo sentirla —le dijo con un gruñido apretando las manos con fuerza.

Leliel apretó los labios, y se pasó la mano por el cabello, revolviéndolo más. —si, lo sé. Nessa vayamos a investigar más de cerca-

La guerrera se acerco a su hermana, pero Zsadist la tomo del brazo —no, Vishous, Phury ustedes se acercan —emitió su orden sin dejar protestar a su hembra.

—ustedes vean por fuera, yo voy por Raysa —no dejo a nadie opinar sobre el tema… pronto ya había desaparecido y ahora se encontraba en uno de los pasillos de lo que funcionaba como un laboratorio. Sintió el aroma de Raysa hasta poder dar con ella.
Estaba en una fría habitación, atada de pies y manos a la cama metálica.

Raysa se removió con miedo, sentía la presencia de Wrath… pero poco creía en su instinto durante todo el día la había vuelto loca la idea de sentirlo cerca pero poco a poco las esperanzas se apagaban.

—Leelan ya estoy aquí —susurró suavemente. Deposito un beso sobre su frente. Apuro a desatarla cuando sintió pasos que se acercaban, a la vez que sentía la presencia de sus hermanos.

Phury con Vishous se materializaron detrás suyo. —Wrath no hay que perder tiempo… ya están sobre… —fueron las ultimas palabras que escuchó de los labios de Phury antes de sentir una explosión de un arma de fuego.
Los lessers habían llegado, V no se quedo quieto y comenzó a disparar con su Glock mientras gritaba sobre el estruendo que se había desatado —Wrath sácala de aquí, rápido!!!


      No lo pensó dos veces y se desmaterializo, frente al edificio donde habían tenido secuestrada a Raysa.
Rápidamente las guerreras estuvieron a su lado.

—Wrath ¿Que esperas? Debes alimentarla ya… ¡está muriendo!
No supo de quien era la voz, ya que tenia todos los sentidos puestos sobre su shellan, que todavía no reaccionaba.
Sin perder tiempo rasgó con los dientes su muñeca y la apoyó sobre los azulados labios de su hembra, conteniendo el aliento, mientras se acercaba a su oído y murmuraba en la antigua lengua:
—Vive mi leelan, si te marchas te llevas mi corazón y mi vida contigo, por favor no me dejes, no después de haberme mostrado la felicidad. Te amo — le dijo ronco.
Como si hubiera estado esperando esas palabras, los labios de Raysa se movieron sobre su muñeca, primero con suavidad, luego a medida que la sangre del macho iba entrando en su cuerpo comenzó a beber con hambre.
Raysa sintió algo caliente en sus labios, un delicioso aroma llenó su nariz, entonces lo oyó…Su hellren le estaba hablando, pidiéndole que luchara, que no lo abandonara y como si estuviera despertando de una pesadilla movió la boca buscando el líquido que le devolvería la fuerza, que calmaría su sed, instintivamente comenzó a beber dejando que la espesa sangre corriera por su seca garganta, en unos segundos pudo sentir la fuerza y la pureza de la sangre de Wrath.
Wrath soltó un suspiro de alivio y pasó la mano por los enredados cabellos rubios.
Raysa abrió los ojos y lo primero que vio fue el rostro amado de su hellren, fijó su mirada en la de él mientras seguía bebiendo ya mas tranquila, la habían rescatado, habían ido por ella y estaba a salvo.




Dentro del galpón…

Phury y Vishous, descargaban con cizaña sus armas de fuegos contra esos parásitos caminantes que no hacían otra cosa más que devolver la agresión.

Vishous ya cansado de ese juego se tiro contra dos lessers que estaban cambiando sus cargadores. Malditos desgraciados, estaba ciego de furia al recordar las condiciones en que vio a Raysa, no estaba seguro si habían llegado a tiempo o no. Era lamentable ver a tan magnifica guerrera consumida en un ser totalmente maltratado. No tendría piedad.

Phury tomo su daga siguiendo a su hermano, en una mano tenia la daga y en la otra su arma, sus golpes eran certeros y sus tiros daban fácilmente en el blanco. Su pierna incapacitada no era un impedimento a la hora de hacer movimientos bruscos.

Ambos apoyándose mutuamente se fueron abriendo camino, no se iban a desmaterializar como Wrath, ellos saldrían de allí luchando, habían salido a cazar y eso era lo que estaban haciendo.

Uno de los lessers que resulto mal herido dio la voz de alarma –Se la han llevado… - No pudo decir mas ya que su cráneo fue atravesado por una bala de Vishous.

Hubo más movimiento, pero esta vez por el rabillo del ojo Phury pudo ver que un grupo fuertemente armado salía hacia afuera. Trataron de impedirlo, pero no podían eran veinte contra dos, aunque ellos solos pudieran ya no les quedaban municiones.
Salieron tras ellos, encontrándose con el panorama del resto de la hermandad, en posición, listos para presentar batalla.

Nessa esta parada en una pose totalmente arrogante con su daga echada hacia atrás, a su lado esta Zsadist esperando con su rostro desprovisto de toda emoción salvo la sed de sangre que se leía en sus ojos.

Leliel había hecho aparecer su látigo, mientras que la daga permanecía en su otra mano. Su cabello había tomado la tonalidad del rojo, toda ella esta en llamas, sus ojos así lo demostraban.
Rhage no se apartaba de su lado, era un gigante que demostraba  que su lugar era al lado de su shellan y que sobre su cadáver llegarían a ella.

Kytara se encontraba apartada. Sus hermanas formaban una pared de protección de modo que si querían traspasarla primero deberían librar batalla con sus hermanas. Tenía la esperanza de patear unos cuantos traseros, pero con dos o tres se conformaba.
Butch a su lado trataba de contenerla y cuando vio salir a todos esos lessers la había colocado detrás de su espada, ella y su hijo no nato eran lo más preciado en su vida y los protegería cueste lo que cueste.

Wrath, el rey ciego, esta al lado de Raysa cada poro de su cuerpo drenaba odio y sed de venganza. Pagarían con sus míseras vidas lo que le habían hecho.
Raysa estaba a su lado cruzada de brazos, en su rostro quedaban destellos de lo que había padecido. Aunque sus ojos eran de un azul vivo sentía la debilidad aun en su cuerpo. Muy lentamente descruzo los brazos y tomo su daga que fue alcanzada por Nessa. —Me querían muerta… entonces vengan por mi bastardos!!!

Se desato el infierno…


Los lessers no esperaron más y corrieron a toda marcha hacia ellos.
Aquellos que atacaron primero chocaron contra la pared que formaban Zsadist con Nessa a ellos se le había unido Vishous con Phury.
Nessa arremetió contra una lessers que venia apuntándola con un arma, le dio una patada en pleno tórax arrojándola contra el suelo, cuando le iba a clavar la daga se vio tirada para atrás. Observó un lesser de dos pies de alto que la lanzo contra uno de los árboles, pero no llego a hacerle daño ya que Zsadist le clavo su daga en la espalda atravesándolo de lado a lado. No alcanzo a agradecérselo porque se vieron rodeados de lessers, que salían como hormigas del deposito, esto confirmaban las sospechas de que habían dado con una de las sedes principales.

Un grupo de diez lessers pasó entre ellos yendo contra Raysa, Wrath, Leliel y Rhage quienes los recibieron con sus dagas en las manos, menos Leliel que blandía su látigo en llamas.

Raysa sentía todo el odio y la humillación que había soportando sobre esa cama de metal, nada ni nadie le iba a poder sacar el horror que había padecido en esos momentos. Siempre los iba a llevar grabados en su memoria y quizás el tiempo la ayudaría a cicatrizar esa herida, pero ahora el tiempo de la venganza, y la tomaría con creces.
A su lado lo sintió a Wrath, gruñir de satisfacción, era lo que quería.
Él sabía que irían contra él. Era el rey, el líder de todos ellos, de el dependía la vida o muerte de su raza y no iba a permitir que esto siguiera a mas.

Raysa con todo el odio que sentía, fue al encuentro, golpeo con cizaña, quería sentir sangre en los puños, cada golpe que daba. El sonido de huesos quebrándose, hundiéndose en esos órganos marchitos que tenían interiormente, y cuando se sintiera satisfecha recién ahí hundirle la daga para acabar con ese ser repugnante.

Wrath tenía el mismo pensamiento, se habían llevado delante de sus narices a su shellan y no pudo hacer nada. Tenía en su interior el deber de vengar a su pareja, y saldar su honor.
Delante de él había un lesser que lo igualaba en tamaño y estatura, un buen contrincante. Se midieron con los ojos y se atacaron mutuamente, en el aire se escuchaba los huesos quebrándose, los chasquidos de la sangre salpicada, pero no tendría piedad. Era una maquina de matar que estaba descarrilada y esta noche haría un baño de sangre.

A lo lejos se pudo oír el chasquido del látigo de Leliel, zumbaba al lado suyo como una extensión de su brazo, toda ella era una llama, que ansiaba ver consumidos a esos perros malditos.
Cuando se le acercaron dos lesser de mas de dos pies de altura, no dudo ni un segundo en usar su látigo, con un silbido voló por los aires y termino enredado en el cuello de un de ellos, provocándole que se asfixiara, pero lo que muy pocos sabían eran que Leliel controlaba el fuego que lo bañaba, y en una milésima de segundos el látigo fue envuelto por una llama mayor que quemo vivo al lesser y transformándolo en simples cenizas. Todo esto en menos de un minuto.

El otro lesser al ver el final de su compañero quiso tomar el látigo con un brazo pero este fue seccionado de su hombro cuando Rhage en forma del dragón se lo arranco de cuajo. Y con un rugido tomo entre sus garras el cuerpo del lesser, partiéndolo por la mitad, provocando que se desintegrara en el acto.

Otros lessers corrieron la misma suerte, ya que eran mutilados por Rhage o quemados vivos por Leliel, y si esto no podía, se encargaba su daga.

Ella y Rhage eran un equipo y esta noche quedo ampliamente demostrado.

Butch se quedo a cargo de Kytara que se moría por luchar, pero la mano de su guerrero era la único obstáculo entre ella y la batalla. Pero no todo era imposible, ya que detrás de ellos se acercaron unos lessers que salían del bosque.

Butch al advertir esto saco su Glock y comenzó a disparar contra ellos, a su lado Kytara lo imitó. Pero continuaban apareciendo lessers, esto hizo que  girara sobre si misma y vio que sus hermanas estaban desbordadas no pudiendo ir en su ayuda. Soltando una maldición se preparo para luchar, una cuantas patadas no la iban a poner en riesgo.

Butch  viendo la resolución en la cara de su compañera, se preparo para atacar.
Los primeros tres lessers que estuvieron sobre él, fueron liquidados muy limpiamente pero el cuarto tenia mas experiencia y lo pudo eludir, yendo directamente sobre Kytara.

Ella lo recibió clavándole la daga en el hombro ya que a ultimo momento este se giro dándose cuenta de sus intenciones, en una limpia zancadilla casi la derriba, pero Kytara para no lastimarse se tiro contra él cayéndose ambos contra el suelo, saco su otra daga de la cintura y en un movimiento certero se la clavo en el pecho, haciendo que este se desintegre.

Cuando un quinto lesser arremetió contra ella, vio como Vishous lo tomaba en vuelo tirándolo al suelo y emprendiendo una buena pelea que termino con la desintegración del lesser.


Cuando creyeron que batalla estaba terminada hizo su aparición el híbrido que las había atacado. No había modo que lo eliminaran ahora mismo, estaban todos exhaustos por la pelea que acababan de tener, Raysa estaba recién liberada y Kytara embarazada.

— ¡Maldición! —gruñó Nessa cuando lo vio venir. A lo lejos pudo observar a Raysa que estaba siendo alimentada nuevamente por Wrath. Kytara estaba sentada y a su lado estaba Butch.

—Ness… estoy con vos. Phury y Vishous pueden cuidar de los demás y nosotras enfrentarnos a él mientras Ky y Raysa se recuperan.

Rhage se acerco a ellas —no me estas incluyendo en tus planes Thally —comento en forma de reproche, mientras observaba al animal acercarse. Era grande… no… era gigante.

Leliel le acaricio el rostro —claro que te incluyo mi Gràdh. Tú y Zsadist tienen que ayudarnos con ello mientras las chicas se recuperan.

Zsadist asintió —no hay puntos débiles —dijo para todos —Phury, Vishous… ustedes cubran a los demás. Nosotros nos encargamos de este.

Vishous refunfuño unas cuantas maldiciones, pero poca atención le prestaron. El híbrido ya estaba listo para comenzar su propia carnicería.

Rhage y Zsadist sacaron sus Glock, sabían que eran inútiles, pero los ayudarían a retrasar al monstruo. Fue como ver balas que se estrellaban contra una armadura. El monstruo fue conciente de su fortaleza, estrello su puño contra la cara de Rhage, quien no llego a transformarse, porque fue tirado hacia atrás y con su golpe partió un roble que más de 15 metros de altura.
 Zsadist no se hizo esperar y arremetió contra él. Cada golpe que daba era como estrellar los puños contra una pared indestructible, cada patada, cada trompada, era desperdiciada ya que al bicho parecía que le hacia cosquillas.

—¿Porque no te duele bastardo? —le grito preso de furia. Cuando le estaba por dar una patada, el bicho le tomo la pierna y lo lanzo a unos metros de Kytara y Raysa.

Al ver esto Nessa y Leliel decidieron atacar en conjunto, una empleaba las patadas por detrás de la bestia y la otra lo atacaba por delante, sus movimientos eran totalmente sincronizados. Pero no lo suficiente para derrotarlo, en un movimiento Nessa logro darle una fuerte zancadillas, lanzando al monstruo contra el piso, pero en el movimiento arrastro a Leliel con él.
Cuando esta vio a posibilidad de clavarle la daga, este tomo su brazo lo suficientemente fuerte y se lo quebró, provocándole una fractura a la altura del codo. Leliel grito con todas sus fuerzas.

Kytara sintió suyo el dolor de su hermana y se giro para ver a su compañero. —Nullum, no puedo quedarme aquí viendo como mis hermanas son asesinadas. Necesito estar con ellas.

Butch la tomo fuerte por los hombros —Esta loca mujer!!! Ni un cuerno tu te quedas aquí!!!

Kytara tomo el rostro de Butch entre sus manos y le dio un suave beso. —Confía en mí. Te amo mi nullum. —Y con esto lo empujo lejos de ella. Con su mirada busco a Vishous... un gesto silencioso, un pedido de ayuda y se fue hacia sus hermanas.

Raysa y Kytara se unieron a ellas. Los guerreros se sentían más que inútiles. No podían comprender que pequeñas hembras sean mucho más fuertes y eficientes que ellos mismos. Llámenlo machismo, pero eran ellos quienes debían velar por su bienestar no al revés.

Vishous recordó su visión, entonces comprendió todo. —tienen que juntar sus poderes… deben de alguna manera combinar los cuatro elementos para… —pero sus palabras quedaron tapadas por el grito de Kytara

—que los cielos se abran para mi. Que el viento acuda a mi llamado… un huracán que forme la protección de los demás, donde el mal quede encerrado dentro de estas paredes de aire y así poder salvar a la humanidad —a medida que sus palabras salían de sus labios, un temporal se abría a su alrededor.
Las cuatro guerreras quedaron dentro del huracán junto con la bestia.

Butch observaba incrédulo y con terror a su Shellan. Estaba arriesgando su vida por él. Estaba buscando la forma de poder liberarlos de esa terrible amenaza y él simplemente estaba siendo espectador.
Ahora le toco el turno a Nessa, quien no necesito elevar su voz para convocar a su elemento. Se coloco a un lado de Kytara… de repente el cielo se volvió gris plata —mi elemento es el agua, yo convoco a la lluvia y que la lluvia se congele. Que lanzas de hielo destruyan a quien propaga el mal —cuando sus palabras fueron dichas su petición se cumplió. El monstruo estaba siendo torturado con lanzas de todos los tamaños, evitando que pudiera atacarlas o mismo defenderse de ellas —Raysa… tu turno —grito Nessa en medio del caos.

Zsadist la observo orgulloso y temeroso. Esa pequeña hembra había roto todos los esquemas en su vida. La necesitaba más que al aire que respiraba y tenía por seguro que si la perdía en esta batalla entonces moriría él con ella.
Cerró los ojos en busca de consuelo y sintió la mano de Phury en su hombro —es una gran hembra… —

Zsadist lo miro sobre su hombro —lo sé —dijo lleno de orgullo.

Raysa dio un paso al frente y se coloco al costado de Kytara. Observo a lo lejos a Wrath y sonrió. Sabía que él siquiera la veía a través de esa cortina de viento, lluvia… pero así y todo ella lo sentía consigo ahora mismo —yo te convoco tierra madre —grito desde lo mas profundo de su corazón —convoco a la naturaleza muerta para que aprisione al mal. Que con tus garras sostengas lo que daño a tanta gente. —elevo sus brazos alto y la tierra se abrió. De ella salieron enredadera que fueron aprisionándolo y volviéndolo mas débil.
Cada intento de liberarse le valía cantidad de descargas eléctricas provocadas por el aire, mientras que el hielo seguía hiriéndolo constantemente.

Wrath observo la escena incrédulo. Sentía terror por Raysa, pero confiaba ciegamente en que su hembra podría salir de esta para llevar acabo su unión. Apretó fuerte la mandíbula al observar a sus compañeros de siempre ser espectadores de una lucha que era de todos. —maldición! Tendríamos que estar ahí dentro con ellas…

—Todos estamos en la misma posición W —dijo Vishous sin apartar la vista de aquel escenario —pero es lo que nos toca.

Leliel sonrió para si misma… era momento de terminar con todo. Se obligo a no pensar en Rhage, había mas vida que salvar y la de ella no era una de las tantas. Le dio un empujón a Kytara enviándola fuera del espectáculo y su cuerpo se volvió una llama ardiente…

Kytara la maldijo en mil idiomas diferentes mientras Butch corría a su encuentro y la alejaba a la fuerza del lugar. La próxima en salir disparada fue Raysa, quien también fue rescatada por Wrath y puesta a salvo.

Nessa se mantuvo firme a su lado, y entonces Leliel maldijo a su hermana por la insistencia —olvídate de librarte de mí —la escucho decir a lo lejos. Era verdad y no tenían tiempo para discutir —mi poder es el fuego… yo te convoco para que traigas destrucción. Para culminar la batalla comenzada. Para vengar las muertes causadas —dejo escapar un grito de dolor cuando su cuerpo comenzó a convulsionarse, pero se negó a bajar la guardia.

Rhage luchaba por contener las lágrimas, la furia y el odio que ahora mismo le estaba provocando su propia shellan. Sabía perfectamente lo que estaba haciendo —maldita seas Leliel… —gruñó mientras comenzaba a caminar hacia la gran bola de fuego, pero Vishous y Phury lo sujetaron de los hombros y aunque no quería hacerlo tuvo que esperar.

Nessa observo a Leliel y supo enseguida que el final se avecinaba. Sin decir nada se retiro un poco por su propio bien, y otro poco por la misma fuerza y quedo fuera de la gran esfera de fuego…

Leliel sonrío cuando lo vio nuevamente a la cara, —es momento que pagues por todas tus muertes. El aire nos libero de culpas, el agua nos dio la vida, la tierra nos regalo sus frutos, pero el fuego… el fuego no perdona y mata —cerró sus ojos fuertemente y pensó en Rhage, en lo que tenía juntos…

Lo próximo que se vio fue una luz cegadora que desintegro a todos los cuerpos muertos en el suelo, incluyendo a la misma bestia.


Cuando la oscuridad volvió a cubrir la noche todos estaban paralizados. El miedo de saber que era lo que había delante de ellos los mantenía a la expectativa.
Nadie movió un músculo hasta que Kytara lanzo un grito ahogado. Butch corrió hacia donde estaba ella —maldición Ky… tenías que quedarte a mi lado. —Ella no le presto atención y siguió llorando mientras acunaba a Leliel que estaba a sus pies, medio muerta.
Nessa estaba en brazos de Zsadist, quien no podía comprender como fue a parar con él. Mantenía una lucha interna para mantener la calma. Phury se mantenía firme a su lado, tenía miedo que su hermano tuviera una gran caída.
Raysa se había desmayado en brazos de Wrath cuando Leliel había hecho combustión. Debía mantenerse frío, aunque por dentro se sintiera terriblemente cansado.
Rhage corrió y tomo a su Shellan en brazos, entre sollozos que nunca supo que eran propios pidió a Vishous que traiga el auto.
Había que llevarlas a todas urgentemente a la clínica y por el bien de todos esperaban que no sea tarde para ninguna de ellas.



CAPÍTULO 32.


Wrath caminaba nervioso por el blanco e impecable suelo de la clínica de Havers, sus hermanos estaban igual de inquietos que él, todos habían llevado a las guerreras para que las atendiera el médico, todas estaban o inconcientes o muy mal heridas.
Demonios su hembra estaba pálida y apenas respiraba cuando llegaron a la clínica. Después del desmayo cuando Leliel hizo combustión, se había desmayado y no recuperó la conciencia a pesar de que había tratado de despertarla. Su voz se había vuelto ronca de tanto hablarle, la garganta le raspaba y sentía una presión en el pecho que lo llenaba de angustia.
Casi en un suspiro habían llegado a la clínica, jamás había visto a sus hermanos conducir tan rápido. Jamás había sentido tanto su silencio como lo estaba haciendo ahora.
Las guerreras hacia rato que habían desaparecido tras las puertas con un batallón de enfermeras y médicos atendiéndolas y todavía no tenían noticias. Observaba los rostros de sus hermanos y veía el mismo dolor que sentía reflejado en ellos.
Por favor Virgen Escriba… haz que se salve, rogaba en silencio. Quiero pasar el resto de mi vida a su lado, quiero que sea la luz que me ilumine…
Sus pensamientos fueron interrumpidos por el ruido de una puerta al abrirse, giró bruscamente al igual que el resto de sus hermanos y con temor vio como Havers se dirigía con la cabeza gacha hacia él. Un escalofrío lo recorrió cuando vio la mirada vacía del médico…
No podía ser… sus peores temores se habían confirmado…
Había perdido a su shellan… nada volvería a ser lo mismo… no había podido proteger al único ser que había amado, el único ser que le había devuelto la luz…
Harvers se paró frente al rey y con voz calma le dijo: —Raysa se encuentra bien mi señor, ya ha despertado e insiste en levantarse si no va usted a verla, personalmente creo que ya puede volver a la mansión, solo necesita un poco descanso y estará como nueva. —finalizó solemnemente.
Wrath sin perder tiempo corrió hacia la habitación donde estaba su shellan para descubrirla discutiendo con una de las enfermeras. —Si no me deja levantarme e ir a ver a mi hellren y a mis hermanas puede estar segura que va a …— Nunca terminó la frase ya que vio a Wrath parado en la puerta de la habitación mirándola con tanta adoración que se olvidó todo lo que quería decir.
La enfermera desapareció prudentemente, mientras el macho cerraba la distancia entre ellos y tomaba su rostro entre las manos. —Leelan te amo tanto, pensé que podía perderte, sé que te lo he dicho antes, pero no me canso de repetirlo…eres la luz que ilumina mi vida —susurró antes de besarla con ternura, sus labios la acariciaban suavemente, sin pedir nada, ofreciéndole su amor.
Raysa se separó solo un momento mientras sonreía con ternura —Nunca vas a perderme Wrath, siempre estaré contigo, mi hogar está contigo, si yo soy tu luz, tú eres mi paz —finalizó antes de besarlo con pasión.



El resto de la Hermandad continuaba en la sala de espera, aguardando por más noticias, cuando la puerta de una de las habitaciones se abrió y Nessa salió por ella, caminando.
Su rostro estaba pálido y demacrado, tenía algunas vendas con manchas de sangre y en su antebrazo derecho se veía una quemadura, prueba del poder que Leliel había liberado. Su cabello era una masa opaca y alborotada. Se sostenía apoyando una mano en el marco de la puerta.
Los Hermanos se levantaron rápidamente y se dirigieron hacia ella, preocupados. Zsadist llegó antes que todos. Sus ojos estaban negros debido a la preocupación por la hembra y al enfado que sentía  por no haber podido ayudarla.
—¿Qué haces levantada? —Le espetó con voz dura por los nervios y la preocupación—. ¿Por qué no hay un doctor contigo?
Nessa hizo caso omiso de sus preguntas y habló:
—¿Y mis hermanas? —preguntó con voz débil.
La expresión en los rostros de los guerreros fue suficiente respuesta. Sintió como el mundo a su alrededor se tambaleaba  y tuvo que sujetarse con más fuerza. Levantó la otra mano para detener los serviciales intentos de querer sostenerla.
—Sólo… díganme, ¿sí? —Pidió.
Fue Phury el que habló.
—Hace un rato en médico nos dijo que Raysa había recuperado la conciencia y Wrath está ahora con ella. Pero aún no sabemos nada de Leliel y Kytara.
—¿El bebé? —Preguntó, mirando a Butch. El macho solo apartó la mirada.
Ante las noticias, el temperamento de Nessa se encendió. Olvidando su debilidad, volteó y golpeó la puerta, que se estrelló contra la pared con un fuerte estruendo y rebotó, debido a la fuerza del golpe. Cuando la puerta volvió hacia ella, Nessa la golpeó de nuevo y así una y otra vez, mientras pronunciaba con furia y voz entrecortada.
—Maldita, maldita, maldita… Tendría que haberla mantenido detrás... Tendría que haberla atado… con cadenas de acero… Maldita… Raysa encada… y torturada… Leliel sola… con el monstruo… y yo… tan tranquila… ¡Idiota!... Maldita, maldita, maldita.
Los Hermanos se sorprendieron del arrebato y de que tuviera la fuerza para ello. Pero no intentaron detenerla. Como guerreros que eran, sabían que ese tipo de descarga a veces era necesaria, y lo entendían mejor que nunca, al compartir y conocer la pena que a ella la abrumaba. Así que solo refrenaron a las enfermeras que se habían acercado debido al alboroto.
Zsadist la observaba, impávido, aún con los ojos oscuros, aunque por dentro  él también quería gritar, golpear, destruir, matar. La furia de Nessa, que en el fondo no era más que miedo y desesperación, también era la suya. Quería golpear con ella y luego, cuando se sintiera satisfecha, quería abrazarla y resguardarla de todo… y no volver a cometer la estupidez de alejarla de él.
Por fin, las fuerzas de Nessa flaquearon. Sus piernas ya no la sostuvieron y cayó de rodillas al suelo. Hermanos y enfermeras se acercaron para levantarla.
—¡No me toquen! —Dijo en un susurro furibundo y el tono de su voz  los convenció de ceder. Su rostro bajó y el cabello lo cubrió, ocultando su expresión. Algunos de los guerreros apartaron la mirada. La desolación de su postura era difícil de soportar.
—Al menos… ¿sirvió de algo? —Preguntó de repente. La voz baja, pero firme.
—Sí —le dijo Vishous—. Está muerto.
Pasaron unos momentos y comenzó a incorporarse, lentamente, siempre el rostro cubierto por el cabello. Cuando estuvo de pie, se dio la vuelta en lentos movimientos y se adentró de nuevo en la habitación. Una vez dentro, cerró la puerta con un leve empujón. El chasquido que hizo al cerrarse los sobresaltó a todos.
Zsadist permaneció parado en el mismo lugar, mirando fijamente una de las abolladuras de la puerta, perdido entre miles de pensamientos y, a la vez, sin pensar en nada, cuando una enorme mano cayó sobre su hombro. Increíblemente, casi ni reaccionó ante el inesperado contacto. Al voltear, la mirada azul eléctrico de Rhage lo quemó.
—Ve con ella, hermano.
Zsadist no dudó.
Abrió la puerta y entró en la habitación. Nessa estaba en el  suelo, sin sentido.
—¡Maldita sea! ¡Nessa! —Llegó hasta ella y la alzó del suelo, se removió inquieta—. Maldita hembra testaruda y terca —espetó, aunque había cierto cariño subyacente en sus palabras.
—Déjame… —dijo débilmente cuando la posó en la cama—. ¿Zsadist? —Preguntó, algo consciente.
—Sí, Nes, pequeña, soy yo. Quédata quieta aquí mientras voy por el doctor.
—¡No! —Gritó, ya del todo despierta. Quiso levantarse pero no pudo, así que se limitó a extender el brazo y mirarlo, impotente—. Z, por favor, no lo hagas. No los quiero aquí.
—Nes… —se acercó y le tomó la mano.
—Por favor, no los quiero encima de mí… No quiero…
Zsadist solo atinó a asentir. Por supuesto, él mejor que nadie entendía que no quisiera a un montón de gente encima de ella, manoseándola, aunque fuera con la mejor intención. Y como macho vinculado que era, los deseos de su hembra eran órdenes.
—Estás mal, débil, pequeña. ¿Cómo puedo ayudarte? Tarde o temprano tendrá que verte el doctor.
—No, está bien —le dijo, aún con la voz algo débil—. Solo… necesito un baño.
—¿Un baño? Eso no será suficiente.
—Sí, lo será, es agua. Agua. Me hará bien.
—De acuerdo. Está bien.
Zsadist se giró. Del otro lado de la habitación había una puerta que conducía a un cuarto de baño de medianas dimensiones, con una bañera y una ducha sobre ella. Eligió llenar la bañera, porque no creía que Nessa pudiera sostenerse en pie.
—Zsadist —lo llamó desde la habitación.
—¿Qué sucede? —Preguntó, asomándose prontamente.
—Nada de agua fría, solo agua caliente, bien caliente.
—Pero…
—No me quemaré —lo interrumpió con una risita irónica, mirando su antebrazo dañado—. Casi nada puede quemarme  —terminó en un murmullo bajo—. El agua caliente contiene más energía entre sus moléculas, que es lo que hace que al fin se evapore. Y lo que más necesito ahora es energía.
Asintió ante la explicación y volvió al cuarto de baño para llenar la bañera solo con agua bien caliente y volvió a la habitación para buscar a la hembra, pero ella ya se estaba levantando.
—De ninguna manera —dijo, yendo hasta ella y tomándola en brazos.
—Zsadist, maldita sea, bájame —le dijo, intentando luchar contra su agarre, pero ya no le quedaban fuerzas. Necesitaba ese baño.
Oh, vamos… ¿Es que no te gusta el papel de princesa desvalida?, le dijo esa voz en su cabeza.
La ignoró, sin ganas de discutir consigo misma. Cejando en sus esfuerzos por liberarse, se limitó a apoyar la cabeza contra su hombro, mientras entraban al  baño.
—No dejes que se llene del todo.
—¿Así está bien? —Le preguntó, girándose para que pudiera ver.
—Sí, es suficiente.
Z se ayudó con una pierna para sostenerla, mientras cerraba la canilla. Luego se detuvo, dudando.
—No es momento de ser pudorosos —le dijo Nessa, aún escondida en su hombro.
Suspirando profundamente antes de proceder, Zsadist la sentó con cuidado en el borde de la tina, sosteniéndola con un brazo alrededor de sus hombros. Con la otra mano, comenzó a desabrocharle la bata del hospital con la que la habían vestido al llegar. A pesar de lo inadecuado del momento, su polla se tensó dentro de sus pantalones, anticipándose a lo que estaba por ver. Z trató, recurrió a toda su fuerza de voluntad para evitar verla, mientras terminaba de quitarle la bata, pero ni pudo evitar captar, gracias a su visión periférica, destellos de sus níveos hombros, sus pezones rosados, erguidos por el frío la sensación de su suave piel contra su mano. Pero todo el deleite que podía causarle aquello, estaba empañado debido a los golpes y moretones que la marcaban, producto de la batalla. Le llevó un enorme esfuerzo contener un gruñido, aunque su pecho vibró y sus colmillos se alargaron debido a la violencia que sentía. No soportaba verla lastimada. Se obligó a seguir con la tarea. Mirando hacia el techo, la levantó en brazos para introducirla en la tina.
Una vez estuvo en el agua y se hubo asegurado de que no necesitaba ayuda para mantenerse sentada, se irguió, pero no le dio tiempo a preguntarle si quería que se quedara o se marchara cuando le dijo:
—No te asustes por lo que va a suceder.
Fue perdiendo el color poco a poco, hasta que pareció que solo estaba hecha de agua y luego comenzó a perder forma también. La parte que quedaba vacía de la bañera, se llenó y luego comenzó a borbotear, como si estuviera hirviendo.
Zsadist no sabía qué hacer. Era todo un espectáculo el que presenciaba y estaba preocupado por Nessa, pero ella le había dicho que no lo hiciera, así que confió y siguió observando y esperando.
Unos momentos después, el nivel del agua comenzó a descender y volvió a ir tomando una forma reconocible, hasta que la bañera estuvo ocupada solo por lo que parecía la figura de Nessa, formada por agua, hasta que por fin tomó textura y color y fue de nuevo su hembra, desnuda, sentada en la tina.
Nessa levantó la mirada, algo tímida.
—¿Cómo me veo? —Dijo en broma, mientras se ponía de pie.
—Hermosa —respondió Z sin pensarlo, aún aturdido por lo que acababa de ver y el inoportuno deseo que volvía a embargarlo.
Nessa apartó la mirada, incómoda, pero no hizo ademán de cubrirse.
—Sí, bueno. Esto no es definitivo, pero ayuda muchísimo. Ahora creo que me vendría bien una ducha.
Alargó la mano para encender la ducha, pero se quedó quieta cuando la mano de Zsadist se posó sobre la suya.
La visión de la desnudez de la hembra estaba haciendo estragos en su propio cuerpo, pero era ver su piel de nuevo sana, sin heridas ni golpes, lo que hacía que todo dentro de él se desmoronara. Por primera vez desde que la batalla había acabado, tomó real conciencia de lo cerca que había estado de perderla y la certeza de que no quería volver a alejarla de sí no dejó lugar a más y lo llevó a hablar a pesar de lo inadecuado del momento.
—Lo siento —le dijo.
—¿Por qué? —Le preguntó con la mirada fija en la pared y sin mover la mano.
—Soy un idiota —se rió, aunque no se sentía divertido—. Te dije… esas cosas. Después de estar juntos —la sintió tensarse—. Y no era lo que sentía. Al menos, no del todo. Pero te amo. Yo… Sigo creyendo que no debo estar contigo. Te mereces algo mejor. Pero después de hoy… Sip. No creo que sea capaz de perderte de vista otra vez. Definitivamente no. Tuve tanto miedo cuando te vi allí con tus hermanas —un temblor la recorrió—. Lo siento, Nessa. Lo siento. Pero te quiero conmigo. Si es necesario puedo cambiar. Mejorar. No, no puedo. Lo haré. Sip. Lo que sea por ser digno de ti. Pero ya no volverás a apartarte de mi lado, ¿lo entiendes, Nessa? Jamás.
Hubo unos momentos de silencio, hasta que ella por fin habló.
—Eres un idiota —lo parafraseó—. Si te hubieras molestado en escucharme alguna vez, en prestarme algo de atención siquiera, sabrías que no quería que cambiaras nada de ti, que solo quería estar contigo, de la forma que fuese, mientras no te alejaras de mí. Eso era todo lo que quería.
—¿Querías?
Por fin liberó su mano de la de él y encendió la ducha.
—Llegas tarde —le dijo, mirando el agua caer—. Si llego a perder a alguna de mis hermanas, ya no volveré a ser un ser completo. Y tú no te mereces algo a medias  —se metió por fin bajo el chorro de agua—. Y ahora si me permites, me gustaría bañarme.
Sintió como el pánico comenzaba a apoderarse de él por unos instantes, pero lo alejó con decisión. Con la misma con la que pensaba actuar a continuación. Su sangre cantaba en sus venas. Su hembra lo necesitaba.
—Déjame ayudarte —le dijo mientras se quitaba la camisa—. Déjame que esté contigo —afuera las botas—. Déjame ser tu consuelo —siguió el pantalón—. Quiero ser tu macho, tu hellren, tu fuerza —se metió en la pequeña ducha con ella—. Te amo, Nessa. Déjame que te abrace y te haga olvidar este miedo y esta pena.
Sorprendida por sus palabras, Nessa se dejó abrazar. Sus pieles desnudas, tocándose, era la mejor sensación que podría sentir jamás.
—Z, tengo tanto miedo. No sé que haré si le sucede algo a alguna de ellas.
—No sucederá nada —le dijo mientras le acariciaba la cabeza—. Ellas se pondrán bien. Y si no lo hacen, si algo llegara a suceder… —se calló unos breves momentos, imaginando lo que sería el sufrimiento de sus hermanos—. Yo estaré allí contigo. Siempre.
—Z…
—Pequeña.
Zsadist la besó y Nessa se dejó ir. Sí, quería su consuelo, que la hiciera olvidar por unos instantes, sentirse protegida y contenida.
Siguió besándola despacio, la acarició con suavidad. La deseaba con desesperación, pero lo haría todo lentamente y le dejaría en claro de esa forma cuanto la quería, la amaba.
No hubo centímetro de su piel que sus manos no exploraran, para dejarle lugar luego a su boca y su lengua. Ella se dejaba hacer, aturdida por el cariño en sus caricias y por el placer que le transmitían.
Cuando ya no pudo resistir por más tiempo, le levantó una pierna e hizo que le envolviera la cintura con ella, para luego introducirse en su interior con lentitud. La otra pierna de Nessa lo rodeó también y él cargó con todo su peso. Se mecieron con suavidad, sin prisa, solo queriendo estar juntos y unidos, lo más cerca posible el uno del otro. Pero aún así, el orgasmo les sobrevino con rapidez e intensidad.
Nessa cedió a la necesidad y mordió el ancho cuello del macho y tomó de su vena, con los espasmos de la liberación atormentando dulcemente su cuerpo. Z se mantuvo en su interior, liberándose en su interior, hasta que ella acabó de beber. Luego se retiró y la bañó. La secó, la vistió, se vistió él y volvió a llevarla en brazos hasta la cama, donde la acomodó.
—No me  dejes —le urgió la hembra, tomándole de la mano.
—No lo haré —le aseguró. Se alejó un poco para tomar un sillón que estaba contra la pared, lo colocó junto a la cama y se sentó en él. Le tomó la mano de nuevo.
—No quiero que nada les suceda a mis hermanas —sus ojos apenas se mantenían abiertos.
—Nada les sucederá. Ten fe.
—Te amo —le dijo—. ¿De veras me amas? —Luchaba por mantenerse despierta.
—Sí. Te amo. Ahora duerme, shellan mía. Tu macho velará por ti.



CAPÍTULO 33


Rhage no dejaba de caminar de un lado a otro.
Ya había perdido la noción del tiempo, solo le importaba ella… su hembra, su razón de existir, su paz y calma.
Todavía no podía quitar de su mente la imagen de Leliel luchando. Era admirable como esas Guerreras habían luchado, pero su admiración era mucho más grande por Leliel. Su hembra era la más fuerte de todas y esa idea nadie se la quitaría de la cabeza.

Las únicas dos hembras que seguían en el quirófano eran Kytara y Leliel. De Kytara era lógico, en su condición de embarazada debían estabilizarla, pero Leliel seguía ahí por terca o quizás no tan terca… había sacrificado más fuerza de la normal para mantener a su hermana estable. Maldita hembra, todo por pensar en los demás y no en ella.
Estaba harto de esperar, Phury lo había tenido que parar varias veces de no irrumpir en medio de la sala. Había demasiado silencio, las enfermeras que salían y entraban. Nadie le decía nada.

Todavía resonaban en su mente las palabras de Havers "estamos haciendo todo lo posible por salvarla... ella esta muy mal. Y el estado en el que se encuentra hace que la situación se vuelva muy delicada. Yo lo siento Guerrero…“ y luego había vuelto a entrar al quirófano.
Le dio un golpe a la pared por la impotencia de no proteger a su Shellan. La amaba incluso más que a su vida y ahora mismo no sabía si alguna vez iba a volver a sentir su aroma en su piel.
De solo pensarlo se le encogió el corazón, no quería vivir sin ella. Definitivamente no estaba dispuesto a perderla y si ella se iba, entonces él la seguiría al Fade.

Un medico salio de la sala del quirófano donde estaba siendo intervenida Kytara, se saco el barbijo acercándose a Butch, ya que anteriormente cuando había salido, lo increpo para que vuelva a entrar a terminar su trabajo y amenazándolo con hacerle algo como la película de Proyecto Blay , si no salía con buenas noticias de allí dentro.

—La guerrera Kytara esta estable y fuera de peligro, tanto ella como su bebe, en cuestión de minutos será trasladada a una habitación. Si me quiere seguir señor.

Por fin volvió a respirar y sintió como le volvía el alma al cuerpo, recibiendo el apoyo de sus hermanos lo siguió, pero antes se paro frente a Rhage. —Holly, estoy contigo hermano, yo… — las palabras quedaron atascadas en su garganta.

—Lo se Poli, ve  que tu hembra te necesita. —Y lo vio siguiendo al medico.

Kytara despertó muy lentamente... no recordaba donde estaba y las voces que sentía a su alrededor le eran desconocidas... una de ella  la llamaba cargada de desesperación e incertidumbre.

—Pequeña... Shellam... —Era grave, se sentía que quería llorar. —Por favor, abre los ojos...

Una rustica mano toco su frente con ternura, siguiendo por sus cabellos volviendo a su rostro.

—Vamos Guerrera... tu lo prometiste... —Unos labios besaron su mano, y sintió caer sobre ella una lagrima.

—Poli... tranquilo hermano... escuchaste lo que Havers dijo... —Esa voz también le era familiar. —Esta fuera de peligro ella y la criatura... déjala descansar.
—V... vete y déjame tranquilo... hasta que ella no me lo diga de aquí no me muevo... así que deja de  joder, maldición! —Sus palabras demostraban sus sentimientos pero sus acciones decían otras cosas.

—Esta bien... me voy con Rhage, todavía no se sabe nada de Leliel... —se escucho que una puerta se abría. —Cualquier novedad te la haré saber.

Se sentía muy cansada, todo su cuerpo le dolía, había sido una fiera batalla, soltando un gemido abrió los ojos.
Lo primero que vio fue al techo de la habitación, era de un resplandeciente blanco, luego la sombra del torso de un hombre, esforzando un poco la visión, las sombras fueron tomando formas más nítidas.
Hasta que la reconoció, como olvidarse de ese rostro tan amado… Butch, el guerrero, su hellrem, el padre de su hijo.

—Ky… despertaste… —Miro hacia el techo y dijo. —Gracias a Dios y a la VE! Pensé que te había perdido.

—Nullum… —Su voz salio con dificultad. La mascara que le administraba oxigeno no le facilitaba la tarea de poder hablar. Tenía la garganta rasposa. —Como esta nuestro bebé…
Temí por él… sentí dolor en el vientre… —Una lagrima ensangrentada recorrió su mejilla.

Con infinita ternura Butch se la limpio. —Shh! Pequeña… todo esta bien… nuestro hijo continua con su mamá… esta tan aferrado a ti… que sabe que no es tiempo de dejarnos.

Esas palabras la llenaron de un inmenso alivio y recordó a sus hermanas… V había dicho algo de Leliel.

—Nullum… y mis hermanas… como están ellas? —Una sombra de tristeza empañaron los ojos de Butch. —Donde están mis hermanas?!!

El temor se apodero de ella… no podía haberles pasado nada… ellas eran las mas fuertes… los elementos… y si así fuera, lo sentiría. De la desesperación quiso arrancar todos los cables que la unían a unos aparatos, tenia que estar con ellas…

Los fuertes brazos de Butch se lo impidieron. —Ky por el amor de la VE, que diablos haces?! —Kytara estaba luchando contra él, sentía su necesidad de estar con sus hermanas, pero la tenia que hacer entrar en razón por el bien de su hijo. —Mujer tranquilízate! Piensa en nuestro hijo. —Esas palabras obraron milagro, ya que se empezó a calmar.

—Me acusas de no cuidarlo… quieres que te diga lo que sentí cuando el híbrido me ataco y luego empecé a sentir dolor… creí que mi alma me abandonaba… que si perdía al bebe, yo lo seguiría… y eso jamás me lo perdonarías… —Otra vez esas condenadas lagrimas.

Butch soltó su mano y tomo como pudo su rostro, sus ojos estaban llorosos. —Y tenias razón… no te lo hubiera perdonado… porque no me esperaste para acompañarte… Donde tú vayas yo te seguiré mi Shellam… —Bajando su rostro depósito un beso en su frente.

Su cuerpo empezó a sentir el cansancio, se acomodo para poder descansar mejor, su mano instintivamente  toco su vientre, su hijo estaba allí, y una paz la lleno por completo.

—Ahora me dirás como están mis hermanas? —Por muy que quisiera Butch, no se iba a dormir sin saber de ellas.

—Porque me tuve que enamorar de una mujer persistente…

—Destrhoger… habla.

—Odio cuando me dices así… —Soltó un suspiro y fue eligiendo las palabras para que no se volviera a alterar. —Raysa, esta bien, Nessa solo cubrió algunos golpes y Leliel… —Se detuvo, esto era muy delicado.

—Butch… que le pasa a  Leliel? —Que no estaba bien con ella…

—Leliel todavía esta en el quirófano. Junto contigo fueron las más afectadas…

—Pero ella va a estar bien, no es verdad nullum? —sus ojos se llenaron de lagrimas, todo era por su culpa.

—Si pequeña ella estará bien. —Deposito un beso en su frente y con un dedo le limpio una lágrima solitaria que recorría el rostro golpeado de su hembra.

*****


Hacía algunos minutos que Kytara había sido trasladada a un cuarto y él estaba feliz porque la sellan de su hermano estaba fuera de peligro.
Pero su hembra seguía ahí dentro... ella es fuerte, se dijo... ella no va a irse sin luchar… se dijo intentado darse confianza.

Cansado de verlo vagar por el pasillo, Vishous lo sujeto del pantalón obligándolo a sentarse. Rhage lo hizo más por inercia que por gusto, tenía la mirada perdida… su mente vagaba en una cantidad de recuerdos de ella.
De pronto la puerta se abrió y el aroma de Leliel invadió por completo todos sus sentidos. Levanto la mirada para encontrarse con Havers, lo miraba como intentando descubrir sus pensamientos.

Él sacudió su cabeza y se levanto. Intento pronunciar palabras pero no pudo, la bestia interna estaba peleando por salir y hacer correr sangre en modo de venganza, pero ahora mismo ella lo necesitaba. Debía controlarse.
Rhage dejo escapar un gruñido de frustración entonces pregunto – ¿Cómo esta?— cada letra fue pronunciada con miedo.

La cara del medico no era de felicidad, pero quizás se debía al echo que hacía horas que estaba trabajando.
Havers, bajo la mirada –yo… lo siento mucho. Le juro que hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance— dijo con miedo a la reacción del macho.

Gritos ensordecedores se escucharon desde adentro del quirófano, enseguida salio una enfermera –Doctor… doctor!!!— llamo desesperada. Tiro de su guardapolvo y le susurro algo al oído. Havers observo a los dos machos confundidos, entro al quirófano junto con la enfermera sin decir palabra.

Rhage no cabía en si mismo… no quería creer lo que le había dando a entender el medico.
No, se negaba a pensar que había perdido para siempre a su Shellan.
Un gruñido desde lo profundo de su ser salio, haciendo que todo el lugar se enterar de su desgracia.
Cayo de rodillas al suelo, ya no vería nunca más su rostro, ni sentiría sus besos. Apretó fuerte la mandíbula, quería destruir todo el maldito lugar.
Se sentía preso, debía salir… quería huir, buscar alguien con quien descargar su odio, su impotencia. Quería hacer correr sangre por su hembra.
Vishous le tendió una mano –vamos… —
Rhage la acepto y se paro delante de él –muévete Vishous— gruño fuerte. Vishous se quedo quieto en el lugar, Rhage no podía sentir nada… tenía un mar de confusiones y… –Vamos V. No quiero lastimarte, no… — la puerta se volvió a abrir.
Ambos enfocaron su mirada en Havers quien estaba colorado y todo sudoroso.
Vishous logro observar que sus manos estaban quemadas, una pequeña sonrisa se formo en sus labios.

—yo… yo… — no podía asimilar las palabras –no entiendo. Ella en un minuto estaba muerta— dijo mirando a Rhage —… luego estaba… —
Rhage estaba a punto de matar al doctor.
No entendía nada.
Se froto el cuero cabelludo en forma de frustración. Un gesto que había copiado a Leliel. Havers observo al guerrero, respiro hondo y comenzó a explicar –cuando salí la primera vez, fue para decirles que había muerto… pero enseguida estaba quemando a dos de mis enfermeras— dijo un tanto asombrado –ellos están bien Guerrero, la están trasladando a una habitación y pronto la podrás ver—

Rhage no podía decir nada… simplemente estaba ahí parado sin estar ahí mismo. Vishous sintió la confusión de su hermano por lo que tomo la palabra —¿Cómo que ellos están bien?— pregunto tan confundido como Rhage.

El doctor los observo –perdón, ¿no sabían del estado de la Guerrera?— pregunto aun mas sorprendido que ellos mismos.

— ¿Saber que?— pregunto Rhage que salía de sus cavilaciones

— Ella esta embarazada Rhage… de gemelos— dijo muy lentamente observando como la cara del Guerrero se desformaba ante la noticia, para luego caer sentando en la silla.


Ahora se encontraba sentado a los pies de la cama observándola dormir. Para él era la más hermosa de todas… con su mal genio, su maldición, todo en ella era hermoso.
Fijo su vista en el vientre donde ahora se alojaban sus pequeños. No entendía como fue que sucedió, ella nunca había entrado en celo… pero así y todo Havers le confirmo que iba a ser padre. Lo había hecho pasar cuando le hicieron una ecografía para ver como estaban creciendo los bebés. Solamente tenía 3 meses de embarazo, poco entendía él lo que le mostraba el medico, pero así y todo estaba feliz.
Estaba esperando a que ella despertara, para contarle la noticia. Necesitaba compartir su felicidad con ella, para luego contarles a los demás.
El cansancio lo termino por agotar y se quedo dormido abrazado a ella.

Leliel se despertó con todo el cuerpo adolorido, parecía como si un camión hubiera pasado por arriba de ella una y otra vez. Cuando abrió los ojos, se encontró con que no estaba en su habitación.
Ella se quiso parar pero el peso muerto de algo se lo impedía, entonces se giro un poco y lo vio a Rhage. Se le deshizo el corazón de amor al verlo a su lado.
Le dio suaves besos para despertarlo… entonces lo escucho murmurar por lo bajo, hasta que abrió los ojos. –Buenos días o noches –dijo ella divertida – ¿Como estas?
Rhage agarro el rostro de ella entre sus manos y la beso. Se separo de ella un momento y la observo con una mirada poco común en él.
Ella hizo un mohín con su boca —¿Qué pasa Gràhd? –

—Te amo Tahlly –dijo volviéndola a besar

Ella hizo fuerza para poder sentarse –ni que me hubiera muerto Rhage… que te pasa? Hay algo en tu mirada que no esta bien –hablo mientras movía el cuello de un lado a otro

Él se levanto y se acomodó frente a ella. Le tomo las manos y las beso –vamos a ser papas Tahlly –dijo sonriente

Ella arqueo una ceja y lo miró extrañada –si es una broma, es de muy mal gusto… sabes –hablo un poco molesta –Rhage, sabes que nunca tuve un celo. Por lo que es imposible que quede embarazada –se notaba la tristeza en su tono de voz.

 Rhage sonrió –pero es verdad Gràhd –dijo usando el mismo dialecto que ella —ayer Havers me mostró la ecografía. Son gemelos –dijo con la sonrisa más grande y estúpida que cualquier persona podría tener.

Leliel sintió como una cantidad de emociones le surgían desde el interior. Ella madre… embarazada, entonces era posible. Como podía ser, no… eso ahora mismo no importaba. Iba a ser madre… ella y Rhage podrían formar esa familia que tanto ansiaban. Las lágrimas comenzaron a agolparse en sus ojos y luego a correr libremente por sus mejillas –yo… no sabía Rhage. Perdóname por habernos expuesto… —pero él la silencio con un beso

—No tengo nada que perdonarte Tahlly. No lo sabías… nadie lo sabe. Bueno, solo Vishous que justo estaba ahí cuando Havers me lo contó –volvió a besarla. Bajo su cabeza hasta llegar a la altura del vientre para besarlo y luego comenzar a hablarle tantas cosas se le ocurrían.
Mientras ella lo observaba divertida. Definitivamente debía agradecer tantos siglos de dolor, después de todo había valido la pena tanta sufrimiento para tener esta hermosa recompensa.


A lo lejos se escuchaban algunos gritos. Leliel estaba comiendo la cantidad industrial que Rhage había pedido para ella. “solo tenía 3 meses y ya debía comer esta cantidad… no quería saber que iba a ser de ella cuando llegara a fin del embarazo” se dijo divertida –si, llegara a existir alguien mas tozuda que Kytara que el mundo no permita que se junten –dijo antes que se abriera la puerta de par en par, dejando ver a una hembra agitada y un macho con demasiadas ganas de matarla.

- Leliel, me tenias preocupada...- Kytara fue caminando de una manera contundente hasta la cama de su hermana, ignorando deliberadamente a Butch, que iba detrás de ella tratando de que no pisara algunos cables que colgaban de los brazos de ella.

Ella dejo escapar una carcajada -tendrías que estar en la cama... hay unas cosas que se llaman teléfono y podes comunicarte muy bien... claro que no me ves la cara, pero se escuchan muy bien -dijo divertida mientras juntaba fuerza para seguir comiendo

-Eso le dije, pero me escucho?- Butch estaba haciendo malabares con los cables. -Se le metió en la cabeza que ella personalmente se daría cuenta si le mentís o no... y vieron lo que dicen de las mujeres embarazas y eso de la razón?

Leliel tuvo que reprimir una carcajada por la cara de Kytara… el macho debía agradecer si salía vivo de esta.

-No que haber que dicen señor genio de los proverbios?- La mirada asesina que le envió Kytara le hizo sentir que el hombre de las nieves estaba caminando sobre su tumba, y se quedo callado -Eso pensé y ahora... Rhage porque estas ahogando con tanta comida a Leliel?

-eh? -pregunto Rhage sin entender porque tanto alboroto -perdón pero no entiendo, que paso? -pregunto mientras se secaba la cara

Leliel estaba conteniendo la risa... lo habían pillado desprevenido y era divertido verlo -en realidad... -dijo obteniendo la atención de Kytara y Butch... incluso la de Rhage mismo -habíamos quedado con Rhage que lo diríamos luego, cuando estuvieran todos... -hablo un tanto apenada

Butch los quedo mirando sin entender que pasaba y Kytara tenía la cabeza echada hacia un lado. -Necesitas que Butch los vaya a buscar, no tiene ningún problema... no es cierto nullum?

- Nop ninguno...- dijo como un obediente marido, Rhage estaba haciendo grandes proezas para contener la carcajada que se estaba por escapar al ver a su hermano en esta situación.

-eeeee... no sé -dijo Leliel un poco nerviosa -¿vos que decís Gràhd? -pregunto agarrando de la mano a Rhage. No era malo lo que les pasaba, pero estaba más que nerviosa. Todavía le costaba asimilar que fuera a ser madre...

Él beso sus nudillos y le sonrió, como comprendiendo los miedos que ella tenía -como quieras Tahlly... –

La puerta se volvió a abrir dejando ver a Nessa, que venía protestando porque Zsadist la ayudaba a caminar -que no estoy minusválida Zsadist... puedo hacerlo sola -decía entre gruñidos, miro a Kytara -te esta buscando Raysa como loca –luego observo a Leliel –que haces con tanta comida?

-A mi? –pregunto extrañada

Vishous que entraba detrás de Zsadist lanzo un suspiro -Podrían haber avisado. Me pueden decir que hago con los kilos de helado que traje?

-Dejarlos aquí y de paso dile a Raysa donde estoy -dijo Kytara muy seria. Viendo que lo decía enserio lo miro a Butch y al ver que de ahí no iba a recibir ayuda se trago todos los epítetos que le tenia ganas de decir a la guerrera. Mientras que mentalmente se repetía, es una hembra embarazada, la mujer de su mejor amigo, solo quedan 14 interminables meses.

-Helado? -pregunto Leliel con los ojitos brillosos –yo quiero –dijo haciendole ojitos a Rhage

-no -dijo Rhage serio.

Raysa entraba junto con Wrath y Phury... eso era una verdadera congregación. Sin haberlo planeado estaban todos dentro de una habitación.

Ella lo miró con los ojos entrecerrados -no? -pregunto Leliel molesta –estas muy seguro de tu respuesta guerreros?

Rhage se rió -aja... dije que no... –

-maldito hijo de puta... primero me embarazas y ahora no me dejas comer helado?- dijo gritando -que clase de Hellren sos? -pregunto molesta, claro que ella estaba muy ocupada peleando con Rhage que no se dio cuenta de la cara de los demás

Rhage dejo escapar un suspiro –Tahlly no podes estar comiendo porquerías... ya lo escuchaste a Havers -dijo molesto de seguir discutiendo con ella

Leliel se cruzo de brazos... medito unos segundos y cuando Kytara iba a decir algo ella estallo de furia –me importa una mierda lo que diga Havers… agradece que estoy en la cama con esta mierda de cables... porque sino te juro guerrero que no te quedaría un maldito pelo sin quemar en esa cabezota que tenes. -grito molesta -me embarazaste... y encima son dos... vos sabes lo que voy a ser con dos críos? quiero helado mala persona... no pido nada mas que un poco de helado -dijo largándose a llorar.
Rhage dejo escapar una pequeña risa, desde que se despertó que había estado pasando por todos los cambio de humores. Él se sentó a su lado y la abrazo… ella se resistió un poco pero igual termino ganando él.

-Estas embarazada… y de mellizos? -Raysa no lo podía creer, y por la cara de los demás tampoco.

-Por los gritos que le pego al gigante, sip -dijo muy divertida Nessa, esto era increíble. Pero no se salvo de recibir una mirada fulminante de Kytara.- Bueno fue así, creo que todo el maldito lugar se entero.

-La delicadeza no va contigo no Nessa? -Kytara le levanto una ceja, descartando la respuesta que su hermana le iba a dar, en cambio su ataque al hellren de su hermana. -Si Leliel quiere helado, lo tendrá, es lo menos que se merece por cargar durante 18 meses a tus criaturas, porque señor perfecto ella sola no los hizo o esa parte no la recuerdas? Puedes ser tan inhumano como para hacer... llorar a una mujer embarazada? -Y su voz termino siendo un susurró ya que sus ojos se llenaron de lagrimas. Se giro hacia Butch y escondió su rostro en su pecho.

Leliel miro a Kytara -no te permito que le grites... solo yo tengo ese derecho -dijo sonriendo -además sé que después de todo el helado lo voy a tener, no? -pregunto sonriendo a su Hellren

Rhage negó rendido -aja. Siempre me ganas –dijo dándole un suave golpe en la nariz, luego beso los nudillos de la mano y los miro a los demás -bueno, supongo que ya la escucharon -comento un poco incomodo pero divertido -Poli... por lo menos no vas a estar solo en esto

-Rhage -reprendió dándole un golpe en el brazo

-Bienvenido al Club, Holly -Y no pudo contener la carcajada. -Ky, ya basta del melodrama, Rhage le va a dar el helado a Leliel-

Entonces su Shellan levanto la cabeza con un rostro sonriente y sin una lagrima -bueno habría funcionado si Leliel no me hubiera gritado -soltó una risita -me alegro mucho por ambos, Leliel vas a ser mamá!!! Soy muy feliz por ti hermana.- con un movimiento de su mano... hizo entrar por la ventana una leve brisa que envolvió a Leliel como un abrazo era su manera de tocarla.

Nessa quito a Rhage del lado de Leliel y la abrazo, era la única de las hermanas que podía abrazarla y eso siempre las había unido un poco más. -te felicito Leliel -dijo sonriendo -de verdad que si. Ya voy a tener tres sobrinos hermosos para malcriar y enseñarles a matar lessers y a.... -

Pero Leliel la interrumpió -ya... ya... tranquila. Primero dejemos que nazcan y luego veremos que serán de sus vidas, si? -dijo un poco incomoda recordando la maldición que pesaría sobre ellos

Raysa no pudo contener sus lágrimas y se acerco al  bode de la cama, con Warth a su lado sintió su mano en el hombro en señal de apoyo -Hermana, me hace muy feliz tu noticia. Otros dos sobrinos!! –pero su rostro cambio repentinamente al caer en cuenta de algo- Pero como no te cuidaste en la batalla? Como no dijiste nada?

-no lo sabíamos -dijo Leliel dijo mientras comía helado

Rhage asintió -aja. me entere cuando estábamos con V esperando a tener noticias de ella –

Vishous se llevó todas las miradas -que? Holly me dijo que no dijera nada... no me pareció propio decirles -hablo como si estuviera ofendido -igual, Havers nos dijo ellos están bien y como Rhage no reacciono pregunte yo. Ahí nos enteramos que estaba embarazada de gemelos -dijo sonriéndoles

-Bien por ti V -Butch le quito el pote de helado que le quedaba intacto al cual Kytara se devoraba con los ojos, la tomo de la mano y les dijo -con Ky nos marchamos a nuestra habitación, tengo una mujer embarazada que alimentar

Kytara se giro -nos vemos!! -Y ambos desaparecieron por la puerta.

Wrath tomo de la mano a Raysa –creo que lo mejor será dejarlos descansar. Ya celebraremos como corresponde cuando estemos en la mansión. Nuevamente mis felicitaciones Guerreros

Raysa asintió y les sonrió a ambos –cuídalos Rhage –dijo para luego salir con su Hellren. Vishous también se despidieron y salieron de la habitación.

Zsadist carraspeo –vamos Nessa... –

Ella lo miró seria –eso no es una orden, no?

Leliel no pudo contener su risa –dios Nessa… el chico te quiere cuidar. Estoy bien –dijo mostrándole una gran sonrisa –vamos, vete a descansar y a comer mucho chocolate

A ella le brillaron los ojos al sentir esa palabra mágica –bueno, pero solo me voy porque quiero chocolate y si como delante de vos me lo vas a robar –dijo saliendo de la habitación, Zsadist mostró una agradecida sonrisa y la siguió.

-viste… después de todo no fue tan complicado contarles –dijo Leliel divertida

Rhage movió su cabeza en forma de negación divertido, se acomodo detrás de ella y beso su coronilla –te amo Tahlly.


EPÍLOGO 

Raysa se encontraba sentada en la mecedora alimentando a su hijo, mientras susurraba suavemente una canción de cuna en la vieja lengua.
Cada vez que lo miraba la emoción la embargaba, ese ser tan pequeñito era el fruto de su amor con Wrath, su hijo. Un ser que tenía un poco de ambos.
Acarició la suave pelusa oscura que cubría la cabeza; tenía el mismo color de cabello que su padre y su fuerza, aún siendo tan pequeño, ya se vislumbraba. Su  piel era clara como la de su madre, la mirada era idéntica a la de ella, y ese par de ojos la miraban atentamente y con gran devoción.
Esto hizo que su corazón saltara emocionado, mientras sonreía con ternura.
Mientras sentía como el bebé se alimentaba con ansias de su pecho se recostó y siguió cantando mientras una paz indescriptible la llenaba, una paz que jamás en la vida soñó siquiera conocer, una paz que provenía del amor, de la familia.
Sin que lo notará Wrath se materializó en la habitación, su expresión se suavizó cuando contempló la escena.
Su familia, se dijo mientras contenía el aliento y su corazón se llenaba de orgullo, como cada vez que los veía. Luego de tanto meses de miedo y tensión con el embarazo, esa escena lo llenaba de calma, de agradecimiento por tenerlos a ambos.
Se acercó lentamente tratando de no hacer ruido pero antes que llegara a ella, su shellan levantó el rostro y le sonrió con amor.
Raysa se incorporó despacio para no despertar al niño.
El macho se acercó y extendió los brazos para tomar a su hijo, se había hecho costumbre para él ser quien lo acostara luego que Raysa lo alimentara. Tomó con suavidad el delicado cuerpecito, lo acunó y besó la frente antes de dirigirse hacia la elaborada cuna que se encontraba en el centro de la habitación.
Raysa los observó, nunca dejaba de emocionarse ante esa imagen, sus dos amores.
Wrath giró luego de dejar a su hijo y miró a su shellan.
En todo este tiempo hubo un solo cambio entre ellos, cuando sintió que estuvo por perderla en el parto, su amor creció, aunque antes pensaba que algo así era imposible, el amor entre ellos era indescriptible, ese amor era el motor de ambos, ese amor hacía que enfrentaran cualquier situación sin esfuerzo.
Se acercó a la hembra, la tomó de la cintura y la besó, primero con ternura y agradecimiento; luego con pasión mientras la acercaba más a su cuerpo y suspiraba con satisfacción.
Raysa le devolvió el beso con ardor, pero después se apartó levemente mientras sonreía y lo besaba en la barbilla antes de decirle:
—No hay tiempo para esto mi hellren, debo cambiarme para la ceremonia de bautizo ¿Podrías quedarte y velar por nuestro pequeño un momento? —le preguntó mientras se alejaba riendo ante el gruñido frustrado del macho—. Siempre hay un después amor mío. —Finalizó mientras le guiñaba un ojo con picardía.
Wrath se acercó nuevamente a la cuna y miró a su hijo, luego cerró los ojos mientras su mente viajaba tiempo atrás, al momento en que el pequeño hizo su entrada el mundo, llenándolo de miedo antes y de orgullo y felicidad después…

Caminaba frenético por el pasillo de la clínica, el momento que había temido desde que Raysa le había confirmado que estaba embarazada había llegado, el momento que ningún macho desea atravesar.
Sus hermanos lo observaban con una mezcla de diversión y nervios al igual que sus shellans. Hacía quince minutos que habían traído a Raysa a la clínica de Harvers con fuertes contracciones y desde ese momento nadie salía a decirle nada. Su corazón estaba a punto de estallar de miedo, perderla no era una posibilidad para él, simplemente se negaba a que pasara.
Justo en el momento en que se acercaba a la puerta por donde se habían llevado a su shellan, apareció el doctor con una bata en la mano.
Wrath lo miró con temor ante las palabras que iba a pronunciar el médico:
—Disculpe su majestad pero su shellan (¿le dirían así a su “reina”?) pide por usted —finalizó aún extendiendo la bata.
Una risita sofocada escapó de los labios de Butch, seguido de un codazo de Kytara ya que no era momento para tonteras.
Retrocedió inconscientemente dominado por el pánico, éste momento era el más temido por él y por todos los machos de su raza, el más peligroso para las hembras. En un solo momento podía perder lo que mas le importaba en la vida: su shellan, y si eso pasaba nunca se lo perdonaría, si Raysa no sobrevivía al parto, el moriría con ella.
Se armó de coraje, tratando de dominar los nervios que hacían mella en su interior, tomó la bata y se la puso rápidamente. Si su shellan lo quería junto a ella, allí estaría.
Inspiró profundamente y entró, seguido por el medico.
Se encogió de temor cuando la vió en la camilla, pálida, la frente perlada de sudor y una expresión de dolor surcaba el hermoso rostro.
Se acercó rápidamente y le tomó la mano sin dejarle ver el miedo que sentía, mientras le besaba la frente, elevaba una plegaria pidiendo por su hembra, al mismo tiempo murmuraba en la antigua lengua:
—Aquí estoy mi leelan, a tu lado, allí me encontrarás siempre, vive, no importa lo que pase, pero vive, no puedo seguir si no estás conmigo.
Justo cuando ella iba a responder, una fuerte contracción llegó haciéndola gritar, mientras le apretaba con fuerza la mano.
Con el corazón encogido pasó casi una hora, viendo su sufrimiento sin poder hacer nada para aliviarlo, maldiciéndose por haberla puesto en esa situación, escuchando sus gritos, temiendo por la vida de la hembra que amaba. Cuando creyó que Raysa no podría soportarlo más porque estaba muy débil estuvo a punto de pedirle a Harvers que hiciera algo para terminar con ese sufrimiento, pero el sonido más maravilloso que hubieran escuchado sus oídos antes llenó la habitación: El llanto de su hijo, fuerte, lleno de vida.
Se volvió rápidamente hacia su shellan, para comprobar que estaba viva, la vio sonreír y con alivio la besó dulcemente en los labios.
Cuando se incorporó Harvers estaba a su lado con un pequeño bulto y de el se asomaban unas diminutas manos, tomó una de las manitos con sus enormes dedos y sintió con emoción como se aferraba con fuerza a él. Jamás olvidaría los momentos que siguieron, aún hoy lo turbaban.
Primero no supo que hacer cuando el medico le extendió la criatura, se sintió tan torpe, con tanto temor de herirlo sin querer, luego de un momento mas de duda, tomó con extrema delicadeza el pequeño cuerpecito envuelto y lo puso sobre el pecho de su hembra, mientras los ojos se llenaban de lágrimas:
—Aquí está nuestro hijo leelan —dijo con voz ronca mientras las lágrimas se deslizaban sin vergüenza por las mejillas.
Su shellan sonrió mientras abrazaba al pequeño.
Sacudió la cabeza levemente mientras todo el miedo que sintió antes iba abandonando su cuerpo y su mente. Raysa había sobrevivido, estaba con él y le había dado el regalo más precioso que una hembra puede ofrecer, poniendo en riesgo su vida, le había dado a su hijo.
—Mi hellren te presento a Wrath, el fruto de nuestro amor, el futuro…
El macho apoyó dulcemente los dedos sobre la boca, mientras susurraba:
—Leelan me estas mostrando nuestro milagro, sin ti no hubiera conocido el amor, sin ti no sabría lo que es tener una familia, éste pequeño, es nuestro milagro, ustedes son mi vida —murmuró mientras la besaba y luego besaba la pequeña cabecita— Son mi vida —siguió murmurando agradecido.

—Wrath ya estoy lista… —Raysa se detuvo cuando vio a su hellren con lágrimas en los ojos. Sin decir palabra se acercó y apoyó la frente contra la suya, sintiendo como la abrazaba con fuerza. Simplemente no hacían falta palabras, ellos solo sentían un amor tan profundo que estaba mas allá de cualquier cosa.
Unos golpes a la puerta, seguidos de la entrada de Fritz alejaron cualquier oportunidad de intimidad.
Sacudiendo la cabeza sonrió levemente la miró embelesado ante la belleza de su hembra, la tomó de la mano y le dijo:
—Vamos ahora leelan porque de otra manera no llegaremos al bautizo, Butch y Kytara se enfadarán terriblemente si llegamos tarde siquiera —le dijo con voz ronca.
Raysa rió alegremente, mientras le acariciaba el rostro con la mano libre. —Mi hellren te seguiré donde vayas —le respondió con amor.
—Lo sé leelan, lo sé —le dijo antes de que ambos salieran de la habitación.
Nessa cerró la ducha, corrió la cortina y salió para buscar una toalla con la que secarse.
Al mismo tiempo que Zsadist entraba al baño.
—Mira lo que encontré —dijo en un bajo murmullo, sus ojos amarillos brillando de repente con picardía.
—Has encontrado una hembra que necesita urgentemente vestirse. Así que si me permites… —estiró la mano para alcanzar la toalla, pero Z se colocó en medio, impidiéndoselo.
—Creo que me gustas más así —dijo mientras recorría con el índice la línea de su clavícula.
—No creo que sea una vestimenta apropiada para una iglesia.
—¿Quién hablaba de una iglesia? —le dijo con una malvada sonrisa antes de tomarla por la cintura, encaramarla sobre el borde del jacuzzi y demostrarle a qué se refería exactamente.

Media hora más tarde, Zsadist y Nessa salían del baño ambos envueltos en toallas.
—No puedo creer que te haya permitido que me retrasaras de esa forma. Aún debo embutirme dentro de esa cosa y sabes que no me llevo muy bien con esos temas. Ahora tendré que apurarme y seguramente algo haré mal.
—No fui yo quien dijo que necesitaba ayuda para lavarse la espalda —le mencionó en medio de una risa profunda.
—Sí, bueno. ¿Alguna vez has podido tú? Encima mira que corto que tengo los brazos.
—Pues a mí me parece que tus brazos tienen el largo perfecto —dijo y la luego la besó largamente.
—Sí. Bueno. ¿Sabes? Si seguimos así, no creo que llegue a vestirme jamás. Y puedo asegurarte que mi hermana vendrá por nuestras cabezas.
—Está bien, dejaré que te vistas —la miró de la cabeza a los pies, haciéndola estremecer—. Pero cuando volvamos por la mañana, tendrás algo importante con lo que lidiar, hembra.
—Intentaré estar a la altura de los acontecimientos… como todas las mañanas, macho.
Z gruñó como apreciando sus palabras, le dio un beso breve pero intenso y luego se dirigió al armario para buscar su ropa. Así, Nessa pudo contemplar largamente su espalda grande, sus hombros anchos… y su propio nombre grabado allí en la Antigua Lengua.
Los recuerdos de su ceremonia de emparejamiento le vinieron a la mente rápidamente.

Nessa y sus hermanas salieron al poco tiempo del hospital de Harvers, ya recuperadas, con el bebé de Kytara en perfecto estado y la alegre noticia de que Leliel y Rhage también serían padres.
Z no había querido perder el tiempo. En la primera cena que tuvieron todos juntos en el complejo para celebrar su victoria, se había puesto en pie para llamar la atención de todos y así les había dicho cuanto la amaba y que quería contar con la compañía de todos para celebrar la ceremonia… si ella lo aceptaba, por supuesto.
Las palabras simplemente le habían fallado en ese momento. Era más de lo que había esperado jamás. Solo atinó a quedarse mirándolo como idiota, con los ojos brillantes de lágrimas contenidas y solo atinó a asentir levemente cuando sintió como Leliel la pateaba por debajo de la mesa. Y luego Zsadist le sonrió. Jamás podría olvidar esa más resplandeciente que el sol, estaba segura.
Y la ceremonia. Se había arrodillado allí y había respondido su nombre cada vez que sus hermanos se lo preguntaron. No se había movido ni un centímetro, ni siquiera parpadeado cuando las dagas cortaron su piel, según el antiguo ritual lo establecía. Sus ojos brillaron más que el sol, pletóricos de orgullo, cuando le llevó la prueba de su hombría y le preguntó si lo aceptaba como suyo. De nuevo, solo un codazo de parte de Kytara esta vez la había quitado de su ensueño para atinar a asentir y tomar el pequeño cofre, antes de que Z se pusiera de pie y la besara.

Su macho. Jamás habría imaginado que podría amar a un macho, a cualquier macho, como lo amaba a él. Era un amor no solo presente en su corazón y en su alma, sino también en su piel, en su mente, en su sangre, en cada pequeña partícula física y espiritual que componía el todo que era ella.
A pesar de todo, aún había veces en no creía que todo ese amor, esa felicidad le perteneciera a ella, que Zsadist fuera suyo y la hubiera marcado como su hembra. En esos momentos, se acercaba y lo tocaba. La simple sensación de su tacto la tranquilizaba. Como lo hacía ahora, cuando se acercó unos pasos y repasó los antiguos caracteres en su espalda.

Zsadist cerró los ojos al sentir  el tacto de Nessa sobre su piel. Ella delineó con los dedos su propio nombre, con amor y reverencia. Sabía que a veces se asombraba por todo lo que compartían. Él también lo hacía. Incluso, aún tenía pesadillas durante el día sobre el ama, de las que despertaba con un temor profundo arraigado en el pecho, cubierto de un sudor frío. Pero entonces solo alargaba la mano hasta el otro lado de la cama… y allí estaba ella. Su hembra. Su amor. Su todo. Así que la acercaba, la apretaba toda contra sí, abrazándola bien fuerte, sintiendo su respiración y los latidos de su corazón y la calma poco a poco volvía a él.
Así era para ambos. Cuando algo los inquietaba, simplemente se buscaban. Cada uno era el refugio del otro, el remanso de paz. Y agradecía profundamente todos los días el tener a Nessa en su vida.
Cuando dejó de sentir su toque en la espalda, se giró para verla. Ella solo le sonrió, lo besó en la mejilla y luego se dirigió hacia la cama, sobre la que estaba el vestido azul  oscuro que utilizaría en el acontecimiento de esa noche.
Zsadist observaba fijamente el vestido con el que Nessa se estaba cubriendo, pero en su mente, era otro el que veía. Recordaba el vestido color plata que ella había llevado en su ceremonia de emparejamiento.
Cuando llegó a la habitación donde la ceremonia de realizaría y la vio, había necesitado de algunos instantes para recuperarse de la impresión. El vestido que se sujetaba alrededor de su cuello con una finísima cadena de oro blanco, caía sobre su esbelto cuerpo con una total naturalidad, enmarcando toda su figura, brillando por las luces. Aunque no tanto como lo hacían sus ojos, más plateados aún que el vestido, rebosantes de emoción. Apenas llevaba maquillaje y su cabello oscuro y rizado, caía a su alrededor como una cascada de noche.
Simplemente había quedado embelesado por aquella hembra, que pronto sería suya de un modo total, completo.
Toda la ceremonia había transcurrido para él cubierta por un manso de irrealidad. Sentía que la había contemplado desde fuera de su propio cuerpo. No había sentido el tacto de la Virgen Escriba en su mano, ni el suelo bajo sus rodillas, ni las dagas y la sal en su espalda, ni la presencia de sus hermanos o las guerreras.
Durante todo el tiempo, una única cosa había sido real para él, y esa había sido Nessa.
Y eso, si era posible algo así, tornaba el asunto aún más irreal. Jamás hubiera creído que podría acercarse a una hembra, a cualquiera, más que para herir, para  golpear, para matar. Jamás habría pensado que su corazón y su alma pudieran ser capaces de sentir algo tan tierno, tan puro, por otro ser. Había estado cubierto durante doscientos años por una materia oscura, pegajosa, que lo cegaba, lo ahogaba, que no lo dejaba ser.
Entonces había llegado ella y con su luz, supo que podría ser algo más.
Porque no solo amaba a Nessa.
Amaba a Phury, a su gemelo, aquel que se había arriesgado a sí mismo, incluso perdido una parte, por salvarlo.
Amaba a sus hermanos, quien a pesar de todos esos de mala actitud, de peleas y discusiones, eran hermanos, sus compañeros de lucha, su propia sangre.
Y amaba a todas aquellas hembras, tan fuertes, tan hermosas, tan terribles… Pero lo más puro que la Hermandad había presenciado jamás.
Pero Nessa estaba por sobre todo, porque ella lo amaba, lo tocaba, lo abrazaba, porque veía más allá de sus cicatrices, de su pasado, de su dolor. Lo veía a él. Y él era sencillamente suyo.
En eso había estado pensado cuando le entrego la prueba de su hombría a su hembra, tan emocionada que había necesitado que su hermana la golpeara para reaccionar. Y por eso, la amaba aún más.
Se terminó de vestir sin dejar de contemplarla. Ahora se encontraba frente al festejo, poniendo malas caras debido a que no sabía que hacer con su cabello, mascullando que era una guerrera, no una muñeca Barbie lista para ser empaquetada, tirando de su cabellera que el consideraba hermosa y perfecta.
Salió un momento al pasillo y luego volvió con algo en las manos.
—Nessa —la llamó.
Ella detuvo su perorata y se dio la vuelta para mirarlo.
—¿Sí?
Se acercó y le colocó tras la oreja un perfecto pimpollo de rosa blanca.
—Te amo.
Sus bellos ojos grises se llenaron de lágrimas, que ella se apresuró a contener parpadeando rápidamente. Levantó una mano lentamente y tocó el pimpollo, pero Z le tomó la mano, para evitar que lo desacomodara y luego le besó la palma y el interior de la muñeca, donde su pulso latía.
Nessa pasó sus brazos alrededor de su cuello y lo abrazó. Zsadist le devolvió el abrazo.
—Yo también te amo, hellren. Mucho —le susurró al oído.
Se besaron de nuevo, largamente, hasta que por sus venas corrió un fuego líquido y el aroma a vinculación llenó la habitación. Listo para dar el siguiente paso, se separaron con pesar.
—¿Sabes? —Dijo Nessa, repasándolo con la mirada—. Estás muy guapo.
—Y tú estás completamente apetecible. Harás que el cura necesite confesarse —se detuvo un momento, dudando—. Tal vez sea mejor que te cambies ese vestido.
Nessa rió por su comentario.
—Olvídalo, ya no hay tiempo. Kytara y el poli se enfadarán si llegamos tarde.
Zsadist suspiró, resignado.
—Sí, mejor salgamos de aquí antes de que te quite el vestido, y no precisamente para que lo cambies por otro.
Nessa volvió a reír mientras lo tomaba de la mano y lo guiaba afuera, al encuentro de sus hermanos.
Leliel escucho el ronroneo de Rhage en su oído, como era costumbre su macho se había despertado con apetito. Era una rutina a la que estaba acostumbrada y disfrutaba con mucho placer, como siempre ella simulo estar dormida mientras él se deleitaba besando y mordisqueando su piel.
Rhage la tomo de la cintura y la hizo girar dejándola espaldas, Leliel estiro sus brazos y rodeo su cuello.
Beso sus labios y permitió que sus lenguas se rozaran comenzando un juego al que estaban muy acostumbrados.
—mmm… te desperté? —pregunto mientras su mano seguía la curva de la garganta de ella, descendiendo lentamente hasta sus pechos.  —Sabes, me gusta ver como se acelera tu respiración, como tus ojos y cabello cambian de color.
La deseosa mirada de Rhage la recorrió de arriba a abajo, deleitándose con la redondez de sus pechos. Se inclinó y con sus labios capturo uno de sus pezones, ella jadeó excitada y él siguió realizando un camino de besos húmedos hasta llegar a su ombligo.
—Rhage —gimió Leliel mientras acariciaba su espalda— Te deseo —dijo casi sin respiración.
—Lo sé, pero tengo intenciones de…
—No —suplico ella— Hazme el amor, Rhage, ahora…
Con un gruñido de posesión, él se coloco sobre ella. Leliel arqueó las caderas para recibirlo. Él buscó aquel lugar tan ansiado, un grito ronco escapo de su boca cuando la penetró con una simple y profunda estocada.
Ella gimió de placer cuando sus cuerpos se fusionaron como si fuera uno solo, y comenzaron a moverse al compás.
Rhage profundizó aún más su penetración, entre besos y caricias. Aun cuando creyó que conocía cada centímetro del cuerpo de su shellan, ella le mostró una vez más lo apasionada y deseosa que se sentía por estar con él.
Leliel pareció diluirse y derramarse en él. Con un gruñido de triunfo, Rhage se permitió unirse junta a ella al éxtasis…
Durante un largo tiempo permanecieron abrazados, sin pronunciar palabras, disfrutando de la compañía del otro. Ella lo miro embelezada, habían librado muchas batallas para poder estar juntos, y hoy por fin podían disfrutar de la paz…
—¡Mamá! —se escucho el grito de un niño
—¡Papá! —le siguió el grito de una niña
A eso le siguió la puerta abriéndose de golpe y una maldición de Rhage por la poca privacidad que sus hijos le daban.
Leliel dejo escapar una carcajada, aun después de 2 años de muestras de amor para con él, su hellren creía que debía compartirla con sus hijos.
Le costó muchísimo que él comprendiera ella lo amaba a él y estaba feliz por lo hijos que junto con él habían engendrado.
Sacudió la cabeza divertida. Beso a su macho en los labios, se puso el camisón y se levanto… —Buenos días, mis dulces criaturas.
—No toy una quiatura —se quejo Uriel, poniendo sus brazos en jarra.
—Oh! tienes razón, eres todo un niño que casi tiene 2 años —comento Leliel divertida por la cara de su hijo despeinando su cabellera medio larga. Era igual a ella, tenia el cabello rubio casi blanco y cuando se enojaba comenzaba a mostrar algunos signos que tarde o temprano tendría que enseñarle a manejar el fuego.
—Mamá —llamo una pequeña versión de Rhage en femenina… todavía se reía del chiste de Vishous cuando su hija cumplió su primer año.

—Niña… a vos no te van a faltar machos para vincularte—dijo divertido cuando Brenna lo había besado en la mejilla.
Rhage golpeo la mesa furioso —un cuerno… nada de machos para mi hija—grito.
Leliel que no podía dejar de reírse le dio un golpe en la nuca —nada de ser castrador con mi hija macho —beso su mejilla y le susurro— además, no creo que cualquiera vaya a querer una hembra con tremenda bestia para domar, no? Somos pocos los suicidas a Gràhd —beso sus labios y entonces sintió como Rhage se relajaba.

—Que princesa? —pregunto mientras alzaba a Uriel
—Mamá… ¿podemo’ milar dibujitos aquí? —pregunto Brenna, mientras se aferraba a las mantas. Era igual a Rhage, tenía el mismo hermoso color de ojos de su padre. También tenía la misma sonrisa, y por desgracia tenía el mismo tatuaje en la espalda.
Fue toda una decepción cuando ella nació con la marca del dragón, no porque no quisiera sino porque en el futuro, sería mucho más complicado.
Jamás podría olvidarse la expresión de Rhage cuando lo vio, pero se comporto como el mejor. No había dicho nada hasta que no estuvieron solos y aun así tuvo ella que preguntarle unas cuantas veces, hasta que se desplomo en su regazo…

—cuéntame a Gràhd… habla con tu shellan —pidió Leliel mientras peinaba con sus dedos el cabello de Rhage. Hacía una semana que los gemelos habían nacido y él estaba como loco, había evitado tocar a Brenna por todos los medios. Al principio pensó que era porque tenía miedo, pero cuando la noche anterior lo encontró observándola pudo ver la culpa y entonces comprendió todo.
Rhage sorbió sus lágrimas —perdoname tahlly… perdoname… por mi culpa ella deberá vivir con esa carga y todo porque…
Leliel puso un dedo sobre sus labios y le sonrío muy dulcemente —No amor. No tengo nada que perdonarte, porque entonces Uriel es quien deberá combatir con el fuego. —respiro profundo y lucho para no llorar— sabíamos que es lo que iba a pasar el día que tuviéramos hijos, agradezcamos que salieron ilesos de la batalla.
«El día de mañana estoy muy segura que van a estar muy orgullosos de los padres que le tocaron. Los dos sufrimos mucho para llegar acá…
Rhage dejo escapar un gruñido de satisfacción —Te amo Leliel… gracias por esos niños tan hermosos que me has dado.
Ella sonrió —te aseguro que son lo que son, gracias a los dos y a tantos momentos de…
Rhage impidió que siguiera hablando cuando poso sus labios sobre los de ella. Llevaban meses de abstinencia y la bestia interna necesitaba de su sellan, pero así y todo comprendía que debía esperar a que ella estuviera mejor. Se obligo a separarse de ella.
Leliel respiro hondo, intentando recuperarse —además —dijo con la voz aun ronca— piensa que vos ya tienes experiencia domando bestias —comento divertida.
—y no me arrepiento en absoluto haber sido tan insistente.

Leliel enjuago unas cuantas lágrimas, y le sonrió a Rhage que la miraba preocupado. —Ustedes van a ver sus dibujitos en su habitación… mientras mamá y papá se cambian. —Al ver la expresión en el rostro de sus hijos agrego —no quiero quejas, porque entonces no hay televisión para nadie.
Rhage termino de ponerse unos pantalones y tomo en brazos a la Brenna —vamos, que su madre dio una orden, y a menos que quieran provocar un incendio…
—Ey! Deja de ponerme como la mala… —dijo dándole un golpe en brazo.
—Eso jamás tahlly… —la beso en los labios— solamente digo la verdad —Rhage sonrió divertido al ver la expresión de su shellan, seguramente estaba planeando alguna venganza.
Una vez que dejaron a sus hijos sentados mirando una película, volvieron a la habitación… como bien sabía ella estaba enojada. Siempre se molestaba fácilmente pero también sabía que no iba a tardar mucho en estar como si nada hubiera sucedido.
La observo entrar al baño sin decir palabra… al cabo de unos minutos salió desnuda. Ella no sabía lo que era una toalla, venía con un secado incorporado, y su miembro supo apreciar el espectáculo que ella le daba. Descarto enseguida la idea de tener sexo con ella, pero así y todo observo con la gracia que buscaba ropa… sabía que terminaría optando por un pantalón de cuero y un strapless.
Jamás hubiera pensado que después de haber conocido a tantas hembras iba a terminar con alguien como Leliel. La deseo desde el primer momento en que la vio, pero a su vez la odio desde la primera vez que hablo con ella. Así y todo soñó tantas veces con hacerla suya que cuando logro su cometido sintió que había valido la pena tanta espera.
Leliel fue su salvación, y jamás dejaría de serlo. Es ella quien siempre esta cuando su bestia sale, quien lo acuna, quien lo hace volver a ser un macho. Fue ella quien lo consoló cuando creyó que el mundo se venía abajo porque su hija había sido la que heredó su maldición. Fue ella quien…
—¿Vas a estar mirándome por mucho tiempo más? Te recuerdo que es el cumpleaños de tu sobrina y hay que llegar a la iglesia temprano —comento Leliel dejando ver su cuerpo aun desnudo
Él se encogió de hombros —creo que la madrina tendría que ir vestida con algo más formal —dijo señalando un pantalón de cuero negro y un strapless negro con detalles rojos.
Si las miradas matasen, entonces Rhage sería un cadáver acribillado —mi ahijada no se queja de mi ropa. —Dijo de forma orgullosa— además, es lo único que queda bien con mis guantes. Pobre niña… los padres tendrían que haberlo pensando mejor, ninguno de los padrinos puede tener contacto directo con ella… bueno, Vishous solo un poco…
Rhage se levanto, se acerco a ella y despeino su cabello —así y todo, Jana te ama. No te quejes más, que sin importar como vayas vestida, para mí vas a ser la más hermosa de todas las hembras.
—Eso ya lo sé. —comento sonriendo, mientras señalaba la notable erección. Beso sus labios y le pellizco un muslo —vete a bañar… que me termino de cambiar y voy con los niños.
Él dejo escapar un gruñido de frustración y se encamino al baño.
—A Gràhd  —llamo cuando hubo terminado de calzarse sus pantalones.
Rhage se paro en la puerta del baño y la miro.
—Gracias por ser perseverante. —Corrió hasta donde estaba él y lo beso como poseída—. Te amo —dijo mientras envolvía sus piernas en la cadera de él y juntos entraban al baño.
Butch subió corriendo las escaleras de la mansión, desesperado por verlas a ambas, miro su reloj y se dio cuanta que estaba llegando tarde. Maldijo mentalmente al comprender que Kytara no se lo iba a perdonar.
Cuando abrió la puerta de la habitación que compartían con su familia, su shellan le dijo.
—Guerrero creo recordar que hoy teníamos una cita, no? —Soltó un suspiro melodramático—. Sé que luchar por los civiles es una causa que te tomas muy a pecho, pero creo que nosotras éramos tu mejor negocio.
Butch suspiro y se dirigió hacia ellas. Encontrándose con la hermosa escena de Kytara peinando los rizos castaños de Jana, su hija.
Era la viva imagen de su madre en miniatura, y eso le daba un poco de miedo al pensar en la cantidad de cráneos que iba a tener que partir cuando se vuelva una mujer y ni pensar si se vinculara con otro guerrero. Un escalofrío lo recorrió “Que la virgen no lo permita, mataría al mal nacido que se atreva a tocarla.”
—¡A pá! —Grito Jana emocionada, estirando sus bracitos hacía su padre…
—Como están mis ladys? —No pudo resistirse al pedido de su hija y la alzó en brazos dándole un sonoro beso en su mejilla. Jana rió alegremente.
—Deja de malcriarla y saluda a tu Shellan como corresponde —Kytara lo tomo de la cintura y le ofreció sus labios, a los cuales Butch degusto con pasión.
—Siento mucho la tardanza, un grupo de lessers se nos cruzo en el camino cuando nos volvíamos. —Puso en uno de sus brazos a su hija y con su mano libre la uso para rodear la cintura de su mujer, así es como el siempre quería estar.
—Lo sé Nullum, V me envió un mensaje de texto avisando este contratiempo. —Le dio un pequeño apretón rodeándolo con sus brazos—. No sé porque pensó que esto me iba disgustar…
Kytara no vio como Butch torcía los labios, recordando el día que llego tarde al primer cumpleaños de Jana.

Su shellan había estado preparando la fiesta durante mas de  tres meses, parecía el acontecimiento del año, hasta cuando bromeo con ello, le contesto —Es el cumpleaños de NUESTRA hija, es su primer cumpleaños y todo tiene que ser perfecto.
Con eso comprendió lo importante que era su hija para ella.
Algo que él siempre había tenido un grado de duda.
Era sabido que para los guerreros un hijo no era algo importante, pero para una guerrera no sabia que esperar, ya que jamás antes se había sabido de ellas y mucho menos de que puedan llegar a ser madres, y con eso siempre le dio cierto de temor durante todo el embarazos a que Kytara rechazara a la criatura una vez estando con ellos.
Pero sus temores fueron disipados en día que nació Jana, por suerte para él y para su shellan el parto fue tranquilo y desde un primer momento se noto que Kytara se enamoro de su bebe. Lloro tomándola en brazos y le dio un delicado beso en la cabecita de su diminuta hija.
En ese momento no se le ocurría poner en duda el cariño de su shellan, pero cuando hablaban de su futuro, ella solo decía —Será lo que tenga que ser Nullum, ni tu ni nadie puede contra eso.
Entonces la duda era plantada y su temor crecía día a día, nunca se le ocurrió preguntarle a Kytara, y la única vez que se lo consulto a Vishous este lo miro y se rió diciéndole que era imposible, que su guerrera mataría a cualquiera que hiciera daño a su pequeña.
Algo que él se dio cuenta ese el día que por mala suerte llego tarde al cumpleaños de Jana, y  por un error casi pierde a sus dos amores.
Había terminado de recorrer el barrio cerca de Zero Zum cuando se disponía a regresar con Rhage la mansión.
Justo detrás del callejón donde tenia la salida la mayoría de los hermanos salieron corriendo un par de civiles que casi se los llevan por delante cuando pasaron cerca de ellos, lo que le sorprendió es que detrás de ellos salio en estampida Xhex, dando de lleno con Butch, cayeron juntos contra el capo del auto.
—Hola poli, que placer verte. —Dijo Xhex relamiéndose los labios.
—Un gusto. —Le contesto Butch sacándosela de encima—. ¿Pasó algo?
—Esos dos pendejos golpearon a una de las mujeres, y los sorprendí en plena faena, pero no me dieron tiempo a enseñarles respeto.
—¿Quieres que los busquemos por ti? —Pregunto Rhage conteniendo una risa tratando de que Butch no se cabree por esto.
—No gracias —Le contesto seco, el macho que le interesaba no era ese, sino el que tenia en frente suyo—. ¿Quieres pasar por el bar y recordar viejos tiempos?
Butch la miro y busco la manera más suave de rechazar la invitación —No puedo estoy apurado, vamos Holly —Miro mas allá de Xhex tratando de no saltar sobre ella y ahorcaría al gigante que estaba rojo tratando de contener la carcajada que pugnaba por salir.
Butch se dio la vuelta y se subió al auto seguido del hermano, ya en el y rumbo a la mansión Rhage soltó la carcajada ganándose una mirada de odio por parte de Butch.
—¡Ya cállate! —estaba furioso con ese accidente estaba impregnado con el olor de la encargada de seguridad del bar y era algo que su shellan no pasaría por alto.
Pero como su copiloto salio en su ayuda diciéndole —Yo te cubro mientras te cambias pero dame una buena escusa para tu guerrera.
Butch suspiro y le agradeció a Rhage el gesto —Solo dile que algo me retrazo y que enseguida estaré con ellas.
Y todo marchaba así hasta que Kytara lo miro a Rhage y no le creyó nada de lo que le dijo. Entonces se acerco a Raysa y le dijo que tomara a Jana que ella personalmente iba a ir a buscarlo.
Salio del salón donde todos estaban reunidos y se dirigió a las habitaciones que compartía con su familia. Al entrar no vio por ningún lado a Butch, pero al escuchar la regadera se dio cuenta que estaba tomando un baño.
Se acerco a la ducha y desde la puerta le pregunto —¿Nullum que paso?
—Nada Ky, solo un grupo de lassers que se nos cruzaron en el camino los malditos, eran fuertes y nos costo derrotarlos.
Kytara suspiro, era solo eso. Giro para ir hacia en dormitorio cuando sintió un olor raro, una esencia, siguió su olfato y venia de la ropa que se había quitado Butch. Tomo la camiseta y la olio detenidamente ya que no era el olor de su hombre, sino de una hembra. Sintió que la furia tomaba posesión de su cuerpo, que su poder iba creciendo desatando el viento que comenzó a azotar las ramas de los árboles al igual que las ventanas. Tomando esa sucia evidencia volvió a la ducha y de un solo golpe hizo añicos la mampara que lo separaba de Butch.
Este estaba sorprendido al verla a su shellan ahí de pie con la mirada cargada de odio y con su  camisa en su mano.
—Maldición. —Dijo en susurros.
—¡¡¡Así que no lo niegas bastardo!!! —Grito Kytara, era una hembra engañada por su propia pareja vinculada. —Como pudiste… —Sintió un nudo en su  garganta pero no lloraría.
—¡Ky no es lo que piensas te lo juro! —mil veces maldito, el supo que esto pasaría, pero lo mataba ver el dolor en los ojos de su Shellan, ¿Cómo podía creer una cosa así?
—¿Entonces por que me mentiste? —Sentía que su mundo se caí a pedazos en cuestión de segundos —¡Justo hoy Butch! El día del cumpleaños de Jana.
Su hija, no iba a permitir que sea testigo de esta degradación.
Se dio la vuelta y se dirigió a los placares, se tenía que ir, y llevarse a su hija, lejos de todo eso, no  sabía a donde pero tenía que escapar.
—¡Kytara por dios! ¿Qué haces? —Butch la siguió desnudo, chorreando agua, mojando todo a su paso.
La tomo de los brazos al ver que tomaba unas maletas y trataba de llenarlas de ropa.
—¡Basta Kytara! —Le grito en la cara cuando esta empezó a luchar contra su agarre—. ¡No es lo que piensas! ¿Quieres escuchar?
—¿Quién es? Yo ya sentí ese olor en otro lado, ¡dime quien es así la mato! —Le grito presa de una furia, no quería entrar en razones. Fue herida por la persona que más amaba y quería venganza.
—¡No vas a matar a nadie, porque no paso nada, ella solo me choco, nada mas! —La soltó y mirando a esos ojos violetas le hablo con todo lo que sentía—. ¿Cómo puedes pensar eso de mí? ¿Con todo lo que pasamos? ¿Cómo dudas tan solo un segundo de mi amor? —Soltó un suspiro y le dijo— Te amo pequeña y tu lo sabes.
Se dio la vuelta y se dirigió hacia el baño, tomo la primera toalla que tenia a mano y se comenzó a secar. Se sentó sobre el borde de la bañera y coloco la cabeza entres sus manos, pensando en como en un segundo toda su felicidad se fue por un desagüe.
Entonces sintió las manos suaves de su shellan entre una tolla, la miro y la vio de rodillas frente a él.
—Te tienes que apurar, o no llegaremos para que nuestra hija sople su velita. —Luego lo ayudo a cambiarse, le dijo—. Era Xhex, no?
Butch la miro —Si.
Se dio la vuelta y se dirigía a la salida cuando Kytara le dijo —Lo siento, espero que alguna vez me perdones.
Giro y la vio ahí de pie con un traje Armani que cuando se lo mostró desfilo para él para que apreciará en todos los ángulos lo bien que le quedaba.
Pero lo que lo destrozó fue ver su rostro surcado por las lágrimas derramadas. No se puedo contener y camino hacia ella abriendo los brazos. Kytara fue hacia ellos y se refugio en el pecho de su Nullum.
Levanto su rostro y sus labios fueron tomados por la boca de Butch en un beso lleno de pasión y promesas. Sus ropas volaron y ambos terminaron enroscados sobre la alfombra en una danza de amor salvaje llena de promesas de amor.
Cuando terminaron, Butch aun sosteniéndola en sus brazos le dijo —jamás vuelvas a dudar de mi amor.
Kytara beso sus labios y le contesto —jamás Nullum.
Se cambiaron y  bajaron a la fiesta donde fueron recibidos por cada tipo de bromas habidas y por haber.

—¿En que piensas Butch? —preguntó Kytara tomando a su hija entre sus brazos, así este se podía cambiar para ir hacia la iglesia donde Jana iba a ser bautizada. Por suerte consiguieron una capilla donde no le importo al cura tener que bautizar a la niña de noche. También con el fajote de dinero que puso Butch sobre su escritorio, no se iba a poder negar.
—En la suerte que tengo de haberte conocido y tenerte a mi lado —le dio un rápido beso y se entro a duchar.
Luego se cambio y los tres se dirigieron a las escaleras donde todos sus hermanos y hermanas lo esperaban, para ir hacía la iglesia y volverían para festejar el segundo año de Jana.









Fin



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