lunes, 26 de octubre de 2015

En la piel del lobo. Capítulo 8. By Calista.



CAPITULO 8
Viene de Capitulo 7

Envuelta en una sábana y con la mente y el corazón en la mano, destelló al departamento del único ser al que podía acudir en este momento, su hermana Kyra.

Miró la sala vacía y recordó que apenas era de madrugada. Gimió con fuerza, mientras las ganas de llorar la sacudían al ver nuevamente su palma marcada. El temor la invadió. Esto se tiene que quitar se dijo mirando nuevamente la mano y frotándola contra la sábana. Por los dioses esto se tiene que quitar gimió por dentro.

—¿Ky? —Llamó con la voz quebrada por los nervios y el llanto.

No obtuvo respuesta y se encaminó hacia la escalera.

—¿Ky? ¿Estás aquí hermanita?

Pasaron unos segundos, volvió nuevamente a la sala, estaba girando para volver a llamarla cuando la vio llegar.

Kyra se detuvo en seco al verla cubierta nada mas que por una sabana.

Sintió como la recorría con la mirada y trataba de meterse en su mente. Sacudió la cabeza mientras una lágrima se derramaba en su mejilla.

Al verla Kyra cerró las distancias ente ellas y la abrazó con fuerza.

—¿Calista estás bien? ¿Estás herida? ¿Alguien te lastimó? —preguntó con rabia y desesperación mientras la llevaba con suavidad hacia el sofá.

Calista sacudió la cabeza mientras murmuraba:

—Necesito que me digas la verdad Ky… Dime por favor que esto no es lo que estoy pensando y se quita —le dijo con voz ahogada mientras le tendía la mano marcada.

Kyra contuvo el aliento y el corazón se le detuvo, la miró estupefacta. La marca era similar a la de ella pero en azul, el intrincado diseño parecía un lobo.

—¡Dioses Calista! Estás emparejada —le dijo con hilo de voz, mientras trataba de asimilar que su hermanita pequeña tenía compañero—. Pequeña lamento decirte que esto no se quita, has encontrado al compañero que los destinos eligieron para ti. Encontraste tu alma gemela y puesto que no creo que hayas estado con otro were en una situación tan íntima, el afortunado es Fang —finalizó mientras levantaba el rostro de su hermana para observar como las lágrimas manaban de sus ojos.

Calista sacudió la cabeza.

—¡No! No puede ser verdad, mi alma gemela era Julian y Atenea me lo arrebató. Por ese motivo me juré nunca más amar. Fang es mi amigo, fue solo una vez, nosotros no y… —Soltó un sollozo mientras se frotaba la marca como si quisiera borrarla. Sólo es necesaria una vez dijo la vocecita.

—Calista cálmate —le dijo Kyra seria—. Sé que es difícil, pero alguien tiene que decirte las cosas. Sé que amabas a Julian, pero evidentemente no era tu alma gemela, no era ese ser que estaba destinado para ti. —Le dijo suavemente mientras le tomaba la mano marcada.

—Ky, es que no puede ser, Fang y yo somos amigos, nos hicimos la misma promesa. ¿Cómo dos personas que juraron nunca volver a amar pueden estar juntas? ¿Qué futuro pueden tener si ninguna quiere un compromiso? Está bien, reconozco que nos sentimos atraídos pero nada más que eso… ¿Qué hay de bueno en estar atada de por vida a alguien que no amas, al menos de la manera que debe ser? ¿Qué cosa positiva puedo sacar de todo esto? —dijo tratando de entender lo que sucedía.

Kyra frunció el ceño levemente, su pequeña hermana estaba tan confundida que no sabía por donde empezar a aconsejarla… Justamente ella, quien estaba en la misma situación…

—No tengo todas las respuestas Cal… pero puedo decirte qué tiene de positivo tener a alguien —le dijo mientras en su mente aparecía el rostro de Vane.

—Estoy atada de por vida a alguien Kyra… alguien que era mi mejor amigo… Y ahora todo cambió —dijo con dolor.

No seas mentirosa, el lobo te hace sentir de una manera que nadie lo ha hecho, te hace sentir viva, te hace vibrar con solo acercarse dijo la vocecita molesta.

Kyra sacudió la cabeza.

—¿Quieres saber hermanita que cosa buena hay en todo esto? —Kyra dejó escapar un leve suspiro—. Cariño mío el lado positivo es que tienes a alguien maravilloso que va a acompañarte el resto de la vida, no tendrás que enfrentar sola ninguna batalla más. Tendrás un hogar donde regresar siempre y no hablo de un solitario departamento hablo de alguien que te dará caricias, risas y aunque no siempre será color de rosa y habrá peleas, llanto y dolor pero el amor será lo principal. Tendrás amor y te sentirás viva cada segundo de tu existencia. Dime Calista Dikastis ¿Qué error o qué falla puede haber en algo tan hermoso? —Preguntó viendo como su hermana se tranquilizaba, pero la duda no desaparecía por completo.

—Ky no sé que hacer —confesó—. Es todo tan repentino, nosotros simplemente nos dejamos llevar por la pasión y mira lo que conseguimos —gimió levantando la palma—. Ninguno está preparado para un compromiso así. Adoro a Fang, pero no estoy segura de llegar a amarlo, si yo decido no aceptarlo quedará impotente Ky —le dijo avergonzada—. No puedo hacerle algo así.

Kyra suspiró sintiendo en carne propia las palabras de su hermana.

—Ahora no estás en condiciones de resolver nada. Vamos a la habitación de huéspedes y descansa un poco, las cosas las verás con más claridad después de descansar un poco. Cuando estés más tranquila hablarás con Fang y juntos, escúchame bien, JUNTOS resolverán esto, es la única manera —le dijo mientras se levantaba del sillón y gesticulaba con la mano.

Calista se detuvo mirando fijamente la mano de su hermana mientras soltaba una maldición que hizo sonrojar a su hermana y eso ya era mucho decir.

Kyra supo que fue lo que pasó e inconscientemente escondió la mano.

—¡Kyragathix Pharthenopaeus! Muéstrame la mano en este preciso momento —le dijo a su hermana con la voz teñida de asombro y los ojos como platos cuando vio la marca similar a la suya en la palma de la mano de su hermana—. Estás emparejada también —susurró— ¿Quién? —preguntó sin comprender, su hermana no le había contado que estuviera saliendo con nadie, es más su hermana no le contaba nunca de esas cosas—. ¿Cómo pudiste no contarme algo así? Soy tu hermana por todos los dioses.

Kyra respingó ante las palabras de Calista.

—Sucedió apenas hace un día Cal, todavía estoy tratando de asimilarlo, tú más que nadie deberías comprenderme —le dijo mientras la miraba seriamente.

—Tienes razón, lo siento Kyra —murmuró avergonzada—. ¿Pero con quién te emparejaste? No te he visto con nadie.

Kyra suspiro mientras con un gruñido le soltaba:

—Vane Kattalakis —dijo mientras observaba como su hermana abría la boca y no podía articular palabra haciendo varios intentos sin éxito.

Sin poder contenerse Calista soltó una carcajada nerviosa ganándose una mirada irónica y molesta de su hermana mayor.

—Lo siento Kyra, pero es que parece un maldito chiste de los destinos. Deberíamos habernos apartado de su camino desde un principio, pero no, ambas fuimos justamente a meternos allí —dijo sacudiendo la—. ¿No podemos simplemente tener sexo con ellos?

Kyra miró horrorizaba a su hermana pequeña, sorprendida por el comentario y ruborizándose aún sin pretenderlo.

—¡Calista Dikastis! No quiero escucharte hablar de sexo —le dijo mientras se tapaba los oídos—. Eres mi hermanita pequeña y no quiero tener en mi mente imágenes perturbadoras de ti y el lobo… ¡¡¡Aghhhh!!! Demasiado tarde —dijo provocando una risa auténtica de su hermana.

—Debes reconocer que parece una broma hermanita, además ¿de qué forma crees que llegó la marca en mi palma? ¿Con magia? —Preguntó irónica—. Ya te dije además que lo que me sucede con Fang es que no puedo mantenerme alejada de él, cuando está cerca no puedo evitar tocarlo o que me toque y lo peor es que no siento que eso esté mal y no me sucede con nadie más —gimió con un gesto triste—. ¿A ti no te pasa lo mismo con Vane?

—Calista no quiero escucharte, es demasiada información sobre mi hermanita pequeña, y tampoco voy a darte detalles de mi vida íntima —dijo Kyra mientras tarareaba una cancioncita, aunque había escuchado lo que su hermana dijo y se contuvo de decirle lo que pensaba. Su hermana pequeña estaba terrible e irremediablemente enamorada de Fang Kattalakis pensó mientras un suspiro escapaba de sus labios—. Ahora vamos a la habitación antes que escuche más detalles de la vida de mi hermana que no estoy lista para aceptar a esta hora de la madrugada —gimió mientras la empujaba hacia las habitaciones y escuchaba como Calista reía.

Calista cerró la puerta, tratando de asimilar lo sucedido. Sin siquiera usar el pijama que Kyra le había dado, apoyó la cabeza en la almohada y completamente exhausta por los acontecimientos de ese día se quedó dormida profundamente.




A eso de las 9 de la mañana Calista despertó, mientras se desperezaba fueron acudiendo a su mente lo sucedido esa madrugada. Se miró la palma de la mano gimiendo.

Sip, la muy desgraciada seguía en el mismo lugar, se dijo dejando escapar un suspiro, mientras se levantaba y se dirigía al baño.

Llevaba cerca de quince minutos en la ducha cuando escuchó la voz de su hermana desde la pieza.

—Cielo, en tu cama te dejé ropa limpia. Voy a terminar de preparar el desayuno —gritó a través de la puerta.

—Vale, ya termino. —le dijo.

Escuchó los pasos de su hermana alejarse por el pasillo.

Se enjuagó el cabello, eliminando todo rastro de acondicionador y luego se recostó contra la pared de la ducha tratando de no pensar, tratando de no sentir, pero sin conseguir ninguna de las dos cosas.

Observó fijamente la marca en su mano, las figuras simétricas que harían perfecto juego con las de Fang.

Ni siquiera le había hablado… ¿Y que esperabas tonta? le dijo la conocida vocecita, te marchaste de la habitación envuelta en una sabana por los dioses… Pero si hubiera querido él… Oh, ya cállate, le dijo. Lo último que necesito es tenerte en mi cabeza ahora.

Se dio cuenta de que se había quedado inmóvil bajo el agua de la ducha mientras desvariaba, así que cerró la llave y salió, teniendo que sujetarse al grifo porque su pie resbaló y casi cayó. Genial Como si no me doliera todo el cuerpo pensó para sus adentros. Ohh pero qué placentero lo que provocó ese dolor le dijo la vocecita.

¡Cállate! Le dijo, lo que menos necesito ahora es que me estés recordando a cada momento eso. Pero tampoco podrás olvidarlo dijo la vocecita cantaría, y Calista tuvo que darle la razón.

Minutos después con unos jeans flojos, una playera color azul, unos borcegos y el cabello húmedo cayendo con descuido bajó a desayunar.

Cuando estuvo lista se acerco a la barra que separaba el comedor de la cocina de su hermana, pensando que era un apartamento muy bonito y espacioso. Ella iba a vivir ahí solo que no había podido porque… Un momento, pensó. Entre una cosa y la otra se había olvidado de preguntarle a su hermana el porqué. Recordó que el día de la batalla ella le había dicho unas palabras de lo más extrañas.

“Así es, pero no me malinterpretes, mi mayor deseo es tenerte conmigo y recuperar todo el tiempo que hemos perdido. Pero por tu bien y por el mío, es mejor que no sea así.”

Frunció el ceño. Acaso su hermana habría visto lo que pasaría con Fang, o seria que se refería a que necesitaba darle espacio para superar lo de Julian… A lo mejor se trataba de algún asunto ultra secreto de Dark Hunters, como una rebelión o algo así, como aquella película que Gise la invito a ver el otro día, donde el tío…

Observó a su hermana mover los labios. Oh! Dioses me puse a desvariar de nuevo pensó mientras intentaba poner atención a lo que le decía su hermana.

—Calista —le dijo su hermana nuevamente—, tu desayuno —continuó mientras le ponía el plato enfrente.

Y así con varias dudas en la cabeza comenzó a acribillar a preguntas a su hermana mientras desayunaban.




El día pasó rápidamente para Calista, ya que su hermana y ella estuvieron dando vueltas por distintos lugares del mundo buscando un dichoso poema que Kyra quería para Vane.

Gracias a los dioses a Fang no le gustaban esas cosas pensó para sus adentros mientras destellaban nuevamente en la sala de Kyra.

Charló unos segundos más con su hermana, bromeando y tomándole el pelo ahora que podía sobre su futuro cuñado, por partida doble pensó con un gemido mientras se despedía de su hermana y destellaba en su departamento.

Con un suspiro de resignación fue hasta la cocina y se preparó un emparedado. Odiaba estar sola pero necesitaba pensar. Llevó la comida, una bebida, se sentó en el mullido sofá y prendió el estéreo gimiendo en voz alta cuando los acordes de Far Away de Nickelback empezaron a sonar. Su mente empezó a mandarle recuerdos de la noche anterior.

El apetito se le fue completamente. Al menos el apetito de comida le dijo la molesta voz. Tiró los restos del sándwich y ordenó la sala.

¡Dioses! Tengo que hablar con Fang gimió para sus adentros, no puedo seguir dando largas al asunto, además Ky mencionó algo de tres semanas, pero no terminó de explicarme… ¡Deja de desvariar se amonestó a si misma! ¿Cómo diablos hago para superar la vergüenza que tengo y llamarlo? Pensó mientras suspiraba y se dirigía a su dormitorio.

Se dio un largo baño mientras mentalmente pensaba en miles de formas para encarar a Fang, y siempre la pregunta seguía siendo la misma: ¿Qué hacemos ahora?

Frustrada se secó y se puso un holgado pijama rosa. Al contrario de lo que pensó, al apoyar la cabeza en la almohada quedó profundamente dormida.



Ay mi niña, tienes la felicidad tan cerca… ¿Porqué no la tomas?



Continua en Capítulo 9 

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